Investigadores de la Universidad de California en Los Ángeles (Estados Unidos) han descubierto, cuando estudiaban los efectos del estrés en el funcionamiento gastrointestinal, un componente químico que induce el crecimiento del pelo al bloquear una hormona relacionada con el estrés y asociada con la pérdida de pelo. El hallazgo se publica en la revista digital «PLoS One».
«Nuestros descubrimientos muestran que un tratamiento de corta duración con este componente produce un asombroso recrecimiento del pelo a largo plazo en ratones mutantes estresados crónicamente», explica David Geffen, uno de los responsables del estudio. «Esto podría abrir nuevas vías para tratar la pérdida de pelo en humanos a través de la modulación de los receptores de la hormona del estrés, en particular la pérdida de pelo asociada al estrés crónico y el envejecimiento», añade.
Los científicos hicieron uso de interacciones entre cerebro e intestino en ratones genéticamente alterados para producir en exceso una hormona del estrés llamada factor de liberación de corticotropina o CRF. A medida que estos ratones envejecen, pierden pelo y finalmente presentan calvicie en el lomo, lo que los hace visualmente distintos de los ratones no alterados. Los investigadores del Instituto Salk de Estudios Biológicos en La Jolla (Estados Unidos) han desarrollado el componente químico, un péptido llamado astressin-B, y describen su capacidad para bloquear la acción de CFR.
Los autores de este trabajo inyectaron la astressin-B a los ratones calvos para observar cómo la capacidad para bloquear CRF afectaba al funcionamiento del tracto gastrointestinal. La primera inyección no tuvo efecto por lo que los investigadores continuaron con el tratamiento a los ratones durante otros cinco días para proporcionar al péptido la oportunidad de bloquear a los receptores de CRF. Los científicos midieron los efectos inhibitorios de este tratamiento sobre la respuesta inducida de estrés en el colon de los ratones y situaron a los ratones de vuelta con sus compañeros con pelo. Tres meses después, los investigadores descubrieron que no podían distinguir entre ellos y los que no habían sufrido alteraciones genéticas. Los ratones eran indistinguibles porque les había vuelto a crecer el pelo en sus lomos con calvicie.
«Cuando analizamos el número de identificación de los ratones a los que les había crecido el pelo descubrimos que, de hecho, el péptido astressin-B era responsable del destacable crecimiento del pelo en los ratones con calvicie. Estudios posteriores lo confirmaron de forma inequívoca», señala Million Mulugeta, otro responsable del estudio. El tratamiento además fue corto, una inyección diaria durante cinco días consecutivos que mantuvo sus efectos hasta cuatro meses. «Esto es comparativamente un tiempo largo, si se tiene en cuenta que la vida de un ratón es de menos de dos años», apunta Mulugeta. Hasta el momento, el efecto sólo se ha observado en ratones y queda por demostrar si se produce en los humanos.