Un grupo de bioinformáticos del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), en colaboración con científicos del Centro de Regulación Genómica de Barcelona (CRG), ha publicado en distintas revistas científicas los resultados de una investigación que muestra que podría haber una forma de codificar la información en el genoma aún inexplorada. Se trata del ARN quimérico, construido no a partir de un gen, sino de fragmentos de varios genes, ha informado el CNIO. Para los científicos españoles responsables del hallazgo se trata del comienzo de una línea de investigación con muchas implicaciones en genómica humana y cáncer.
«Cada vez más datos, algunos muy recientes, nos indican que la codificación de información en el genoma es más compleja de lo que creíamos, y que también pueden producirse RNAs que combinen la información de dos genes distintos», explicó Alfonso Valencia, director del Programa de Biología Estructural y Biocomputación del CNIO. «Los hemos llamado RNA quiméricos rememorando los seres mitológicos integrados por partes de dos animales distintos», añadió.
Aunque en 2006 ya se demostró la prevalencia de este fenómeno, el trabajo actual va en la dirección de «confirmar su importancia biológica», afirmó Roderic Guigó, coordinador del programa Bioinformática y Genómica del CRG.
El ADN contiene los genes, que son traducidos a proteínas. El ARN actúa como molécula intermediaria y representa un paso indispensable en el proceso: para traducir un gen en una proteína, primero hay que construir el ARN correspondiente. La visión clásica de cómo está almacenada la información en el genoma dice que la correspondencia es uno-uno, es decir: un gen, un ARN, una proteína. Eso era lo que se esperaba cuando se secuenció el genoma, a principios de la pasada década. Pero enseguida apareció un problema: el genoma humano contiene unos 20.000 genes, mientras que la variedad de proteínas en el cuerpo humano es muy superior, explica el CNIO.
En la actualidad se sabe que un único gen puede dar lugar a varias proteínas, algo equivalente a que una palabra tenga significados distintos aunque se escriba igual, como «solo», «bonito» o «polo». Pero sigue sin estar claro si el fenómeno es muy frecuente -si todos los genes pueden dar lugar a muchas proteínas- o es más bien una rareza.
El ARN quimérico también contribuye a que haya más proteínas distintas que genes. Vendría a ser como si el sistema que lee y traduce los genes pudiera obtener, de dos de ellos, tres o más significados. La existencia del ARN quimérico se conocía ya, y también se sabía que algunos ARN quiméricos son traducidos a proteínas -otros, como ocurre con el ARN normal, no quimérico, se quedan en la fase de ARN-. Pero las proteínas quiméricas se consideraban más bien una rareza propia de procesos patológicos, por ejemplo, el desarrollo de tumores.
Los bioinformáticos del CNIO, en colaboración con los del CRG, han descubierto que hay mucho más ARN quimérico de lo que se creía. También han detectado casos de traducción a proteínas en lo que parece ser un proceso normal en tejidos sanos, no solo tumorales, señala el CNIO. En concreto, los investigadores españoles han identificado 175 transcritos ARN quiméricos presentes en 16 tejidos humanos y 12 proteínas quiméricas nuevas.