¿Por qué cuesta tanto diagnosticar la enfermedad de Lyme?
Porque sus síntomas son muy similares a los de otras patologías. De hecho, se le llama “la gran imitadora” por su gran capacidad para ocultar la verdadera causa. Además, la prueba más común para detectarla, el test ELISA no siempre es preciso, sobre todo en las primeras etapas de la enfermedad. Si se hace demasiado pronto, puede dar un falso negativo. Para un diagnóstico correcto es tan importante el conocimiento de los síntomas y la clínica de la enfermedad como unas pruebas analíticas adecuadas.
¿Qué tratamiento tiene?
Si se detecta en la primera fase, lo habitual es que un tratamiento antibiótico elimine la bacteria del organismo. Si se ha cronificado, hay que combinar varias técnicas médicas prescritas de forma totalmente personalizada. Algunas de ellas son: cámara hiperbárica, terapia de inducción iónica, hipertermia molecular, sueros que activan el sistema inmunitario… El tratamiento concluye con analíticas y revisiones médicas cada dos o tres meses.
¿Qué ocurre si no se trata a tiempo?
La detección tardía puede causar graves consecuencias. Si la bacteria se disemina por todo nuestro organismo, se produce una multiinfección multisistémica que puede afectar a todos los órganos y sistemas de nuestro cuerpo y ser muy invalidante, hasta casos extremos.
¿Con qué síntomas?
Se experimentan síntomas que afectan al aparato locomotor, como inflamación crónica y/o dolor en una o varias articulaciones, dolores musculares o cansancio extremo que impide a los pacientes andar. También síntomas neurológicos, que se manifiestan en alteraciones de la sensibilidad, dificultad en la coordinación de movimientos, sensaciones extrañas e incluso problemas psiquiátricos u otros síntomas como pérdidas de memoria a corto plazo, síntomas cardíacos, falta de capacidad de concentración y memorización, inflamación cerebral y de la médula, neuralgia o dolor punzante en manos y pies.
¿Deja algún efecto psicológico?
El estado de ánimo de los pacientes suele decaer debido al duro recorrido que pasan sin encontrar una cura. Sin el apoyo familiar o de las personas cercanas, cualquier enfermedad es dura, pero en este caso se agrava porque es desconocida incluso para los médicos. En este sentido, la detección tardía aumenta la incertidumbre y la ansiedad de los pacientes. Aunque también los síntomas neurológicos y psiquiátricos propios de la enfermedad pueden afectar a su salud mental. Algunos de los efectos psicológicos incluyen, además de problemas de memoria y concentración, depresión, confusión mental, insomnio, irritabilidad, cambios de humor y fatiga. Por otro lado, la inflamación o una infección en el cerebro puede afectar al control de impulsos y provoca pensamientos negativos o intrusivos.
¿La enfermedad de Lyme es curable?
Sí, pero es importante tratarla a tiempo y aplicar el tratamiento adecuado para evitar que derive en un Lyme crónico.
¿Cómo es la vida de los pacientes que la padecen?
Puede convertirse en un camino muy difícil, de especialista en especialista, con un diagnóstico erróneo o incompleto y un tratamiento insuficiente que no aborda con eficacia la patología y que puede reducir las posibilidades de curación. Es más, como las pruebas habituales salen con frecuencia negativas, al final el paciente acaba siendo derivado a unidades de psiquiatría, al pensar que se trata de una somatización. Por desgracia, el enfermo no mejora y además reafirma que no tiene ningún problema mental, como así es.