La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) asegura que factores medioambientales, como la polución, el tabaco, la contaminación del aire, la falta de saneamiento, el uso de combustibles sólidos para cocinar en el interior de las casas o el uso de pesticidas, están asociados con el 30% de las enfermedades infantiles.
«Los niños son especialmente vulnerables a las condiciones medioambientales y su exposición a la contaminación puede contribuir a aumentar la mortalidad, la morbilidad y la discapacidad infantil. Por este motivo, es importante que el personal sanitario reconozca y evalúe estos factores y prevenga las enfermedades relacionadas con el medio ambiente», señaló el presidente de la SEPAR, el doctor Julio Ancochea.
Un estudio elaborado por investigadores de la Universidad del Sur de California reveló que «los niños que viven a menos de 500 metros de las autopistas o grandes zonas de tráfico son susceptibles de sufrir una sustancial pérdida de capacidad pulmonar a los 18 años, déficit que arrastrarán durante toda la vida», apuntó la coordinadora del Área de Medioambiente y Enfermedades Respiratorias de la SEPAR, la doctora Cristina Martínez.
Y es que la capacidad pulmonar de los menores que viven cerca de las grandes vías de tráfico es un 3% menor que la de los que residen a 1.500 metros, y la causa es la toxicidad de los motores diesel, añadió la doctora, que señaló además que la reducción de la función pulmonar infantil es un conocido factor de riesgo en el desarrollo y empeoramiento del asma y el posterior desarrollo de EPOC.
Enfermedades respiratorias crónicas
Los pulmones no están desarrollados al nacer, ni siquiera en un niño de ocho años, sino que se van formando hasta alrededor de los 18 años, por lo que la salud de este órgano puede verse especialmente alterada por los factores contaminantes del aire con efectos respiratorios agudos durante la niñez, que pueden desembocar en enfermedades respiratorias crónicas en la edad adulta, detallaron los médicos.
El número de años de vida sana perdidos por habitante debido a factores de riesgo medioambiental es aproximadamente cinco veces mayor entre niños hasta los cinco años que entre la población general, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).