El cambio climático no ha tenido aún «ningún tipo de incidencia» en la salud de los españoles, según ha asegurado la ministra de Sanidad y Política Social, Trinidad Jiménez. A pesar de ello, a lo largo de los próximos años podrían aumentar las muertes por olas de calor y enfermedades infecciosas, como el dengue, la encefalitis o el paludismo. «Los primeros efectos del cambio climático que se han empezado a percibir en nuestro país no han tenido ningún tipo de incidencia en salud», manifestó Jiménez durante la firma del protocolo marco del Observatorio de Salud y Cambio Climático.
La ministra señaló que los indicadores en salud de España son «de los mejores del mundo en todos los sentidos» y que este país tiene «una enorme capacidad de reacción y respuesta». «Si detectamos que hay algún caso aislado de algún tipo de infección que no es originaria de nuestro país, tenemos capacidad para reaccionar y aislar el fenómeno», afirmó la ministra. No obstante, Jiménez advirtió de que el cambio climático es ya «una realidad en la cual tenemos la obligación de intervenir», pues los científicos alertan de que va a tener «un impacto significativo en la economía, el medio ambiente y la salud».
Si bien todavía de manera muy incipiente, ya se registran algunos de estos efectos adversos sobre la salud, recordó la ministra. «Era inevitable que ocurriera, ya que el calentamiento global afecta a elementos fundamentales para la salud humana, como son el aire, el agua o los alimentos», detalló Jiménez. La ministra explicó que el cambio climático genera ya efectos muy variados, sobre los que hay que estar «muy alerta» y que afectan sobre todo a la región mediterránea, identificada como una de las áreas más vulnerables del planeta al impacto del cambio climático. El calentamiento global altera ya el patrón de enfermedad asociado a distintos factores de riesgo físico y biológico, como son las temperaturas extremas, la contaminación atmosférica o las enfermedades infecciosas trasmitidas por vectores biológicos, indicó la ministra.
«En España debemos estar vigilantes frente a un posible aumento de enfermedad y mortalidad causado por las olas de calor, que serán más frecuentes en intensidad y duración en los próximos años», advirtió Jiménez. Además existe el riesgo de que aumenten las enfermedades infecciosas, como el dengue o la encefalitis causada por garrapatas, debido a «la extensión geográfica en nuestro país de agentes infecciosos localizados o la presencia de otros de origen subtropical, pero adaptados a sobrevivir en climas menos cálidos», agregó. «También podremos detectar algunos casos de paludismo», apuntó la ministra.
Sin embargo, Jiménez destacó que muchas de las repercusiones sanitarias que se pueden intuir son evitables o controlables mediante intervenciones de salud pública, tales como el control de vectores infecciosos, energía, transporte, aprovechamiento de la tierra y reordenación de recursos hídricos. En este sentido trabajará el Observatorio de Salud y Cambio Climático, aprobado en 2009 y que se espera esté a pleno rendimiento a lo largo de 2010. Este observatorio será «una herramienta que permitirá observar y analizar los efectos del cambio climático en la salud de los ciudadanos», avanzó la ministra.