El primer ministro israelí, Ehud Olmert, ha pasado a formar parte de las abultadas estadísticas de hombres que se enfrentan a un cáncer de próstata. Un tipo de cáncer erradicable si se ataja a tiempo. Este es el tumor más frecuente entre los hombres, pero no su principal causa de muerte.
No lo es porque es un cáncer de larga evolución, sin tratamiento un paciente puede vivir entre 12 y 17 años, y porque cada vez se detecta en fases más tempranas, cuando la enfermedad no se ha diseminado más allá de la próstata. A Olmert el diagnóstico le ha llegado con 62 años, después de un examen médico rutinario. Su gran baza es que el tumor se ha detectado cuando el cáncer estaba en la fase inicial. Según su testimonio, se trata de un tumor microscópico, sin metástasis, que le permitirá mantener sus funciones. Sus médicos han aconsejado un tratamiento quirúrgico para extirpar la glándula y el tejido circundante y aseguran que no necesitará radioterapia ni quimioterapia, ni siquiera como complemento.
Cuando se detecta un cáncer precozmente y el tumor está localizado en la glándula existen tres opciones aceptadas para combatirlo: la cirugía, con la extirpación de la próstata y del tejido de alrededor; la radioterapia convencional o con implantes radiactivos (braquiterapia) que liberan la radiación localmente, o la observación sin tratamiento para tumores de bajo riesgo y enfermos de avanzada edad.