Médicos del Hospital Clínico de Barcelona han realizado con éxito, y por primera vez en España, dos trasplantes en los que donante y receptor tenían grupos sanguíneos incompatibles, una circunstancia que hasta la fecha se consideraba como una «contraindicación absoluta» para llevar a cabo este tipo de intervenciones.
Ambos trasplantes pioneros son de riñón. En el primero, realizado el pasado 3 de octubre, la receptora y la donante eran dos hermanas de 33 y 28 años, que ya han obtenido el alta médica. En el segundo, efectuado días después, el paciente era un hombre de 36 años que recibió un riñón de su madre; ambos están bien.
En una rueda de prensa, el doctor Rafael Gutiérrez, del Servicio de Urología del Clínico, destacó que con estas dos intervenciones se ha demostrado que «no hay trasplante imposible», pues se ha logrado romper «una barrera históricamente insuperable», como es el rechazo inmunológico inmediato que experimenta un receptor al que le es trasplantado un órgano de alguien con un grupo sanguíneo diferente al suyo.
Inmunoabsorción ABO
Cuando se mezclan sangres de grupos distintos, las moléculas que se hallan en la superficie de las células sanguíneas actúan como antígenos, produciendo anticuerpos. Esto provoca la destrucción de las células sanguíneas «invasoras» y, en consecuencia, la descomposición de la sangre del receptor.
Para detener esta reacción, el equipo médico del Clínico utilizó una técnica patentada en Suecia, la inmunoabsorción ABO específica, que consiste en filtrar la sangre del paciente receptor y eliminar sólo los anticuerpos peligrosos que conducen al rechazo del órgano, para devolver de nuevo al paciente tanto sus propias células como su propio plasma.
Esta nueva técnica, que se podría utilizar en un futuro para los trasplantes de hígado, se aplica ya en EE.UU., Suecia, y Japón. Según afirmó el doctor Federico Oppenheimer, director de la Unidad de Trasplante Renal del Clínico, la experiencia de estos países prueba que los resultados de los trasplantes entre personas incompatibles son comparables a los obtenidos con donantes vivos convencionales.
Con todo, Oppenheimer precisó que esta técnica no debe hacer que se multiplique el número de intervenciones de este tipo que se realizan cada año en España, sino que sólo ha de emplearse «en los casos en que no hay otras alternativas».