Los cambios relacionados con el estrés en el ritmo cardiaco y la presión sanguínea de la mujer embarazada, junto con la ansiedad crónica, afectan al ritmo cardiaco del feto, según un estudio que publica hoy la revista «Developmental and Behavioral Pediatrics».
El estudio, dirigido por Catherine Monk, de la Universidad de Columbia (EE.UU.), si bien no encontró que el estrés de la madre tenía efectos negativos en la salud del feto, sí confirmó que los cambios en la actividad cardiovascular de la madre, relacionados con las emociones, tienen efectos directos e inmediatos sobre el bebé.
Los investigadores determinaron que los incrementos en el ritmo cardiaco fetal durante las pruebas de estrés estaban relacionados con el nivel general de ansiedad de la madre, pero no con los aumentos de ritmo cardiaco y presión sanguínea de la mujer durante las pruebas.
Sin embargo, la actividad cardiovascular de la madre y su nivel general de ansiedad aparecieron altamente vinculados con los cambios en el ritmo cardiaco fetal durante el periodo de «recuperación» después de que terminaran las pruebas.
Otros estudios habían mostrado que el estrés que la madre sufre durante el embarazo puede aumentar el riesgo de nacimientos prematuros y de bebés con peso insuficiente. «Un creciente conjunto de estudios sugiere que el estrés durante el embarazo puede reprogramar el ambiente fetal de manera que afecte a la conducta y el funcionamiento de la criatura más adelante en la vida», señalaron los investigadores del equipo de Monk.
Estos expertos reunieron información sobre ritmo cardiaco, presión sanguínea y ritmo de respiración de 32 mujeres sanas en el tercer mes de embarazo antes, durante y después de un corto examen psicológico diseñado para producir una respuesta de estrés.
«A medida que las embarazadas se recuperaban de las tareas que les causaron estrés, los fetos de aquellas que tenían más ansiedad mostraron las mayores disminuciones de ritmo cardiaco», añadió la investigadora.
No está claro por qué los cambios en el ritmo cardiaco fetal están asociados con el ritmo cardiaco y la presión sanguínea de la madre durante el periodo de recuperación y no durante la prueba de estrés, pero los investigadores sugirieron que puede que pase tiempo para que los efectos fisiológicos del estrés lleguen al feto.
«En cambio, la relación entre el ritmo cardiaco fetal y los niveles cotidianos de ansiedad de la mujer pueden sugerir pautas de ritmo cardiaco fetal que ya han sido moldeadas por el estado de ánimo de la mujer durante los meses de embarazo previos», dijo Monk. De todos modos, precisó, se necesitan más estudios para determinar si los efectos sobre el ritmo cardiaco del feto, notados durante la investigación, «tienen implicaciones para la salud fetal y el desarrollo a largo plazo».