Tres de cada diez casos de disfunción eréctil son causados por el estrés y la ansiedad, según datos del Grupo Español de Trabajo para el Estudio de las Disfunciones Sexuales asociadas a Psicofármacos, presentados ayer en el marco de los Cursos de Humanidades Contemporáneas de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM).
El estrés y la ansiedad inciden negativamente en el mecanismo neurovascular de la erección del pene e incluso favorecen la disminución de testosterona. «El estrés, ya sea laboral, familiar o de cualquier otra índole, disminuye los niveles de testosterona de los varones, lo que puede derivar en un problema de disfunción eréctil», apunta Ángel Luis Montejo, psiquiatra y coordinador de este grupo de estudio.
En estos casos, los expertos consideran «prioritario» que los afectados por este trastorno equilibren su tiempo dedicado a la vida laboral con el ocio. «El estrés crea frustración, y la frustración en muchas ocasiones supone un deterioro para la comunicación en pareja», añade Montejo.
En este sentido, el psiquiatra hace hincapié en la importancia que tiene la comunicación entre la pareja para resolver el problema. «A veces pasan años desde que comienza el problema hasta que se acude al médico. Algunas mujeres presentan sentimientos de culpabilidad por no despertar deseo en el varón, o incluso existen casos en los que ellas piensan que está existiendo una infidelidad», concluye.