La Agencia Estadounidense de Alimentos y de Fármacos (FDA, por sus siglas en inglés) podría ser en lo sucesivo la encargada de regular el consumo de tabaco y, sobre todo, su reducción. Así lo solicita un comité del Instituto de Medicina norteamericano en un informe al Congreso y al presidente George W. Bush, a quien pide dotar a la FDA de nuevas potestades en la lucha contra la nicotina, que cada año se sigue cobrando cerca de 500.000 muertes en los Estados Unidos. Teniendo en cuenta que estamos hablando de una población de cerca de 300 millones de personas y que casi la mitad de los que fumaban en 1964 lo han dejado, se podría pensar que no hay tanto motivo para la alarma. Pero el comité del Instituto de Medicina considera que la hay.
La reducción del nivel de nicotina en los cigarrillos, a juicio de la FDA, sólo servirá para que los fumadores la compensaran fumando más
A pesar de todas las restricciones y prohibiciones ya imperantes, siguen fumando un 21% de los adultos de los Estados Unidos. De ellos, se estima que 44,5 millones morirán prematuramente si no dejan el cigarrillo. Lo cierto es que en Estados Unidos el tabaquismo se combate en serio desde hace muchísimo más tiempo que, por ejemplo, España. Tanto, que sorprende que aún no haya caído de lleno en la ilegalidad.
Nivel de nicotina
Esta parece ser la intención más o menos explícita de los autores del informe, que piden que para vender cigarrillos sea necesaria una licencia como la que se exige para vender alcohol, que los impuestos no sean inferiores a los 2 dólares por cajetilla, que la prohibición para fumar en espacios abiertos no residenciales sea total, que los seguros médicos cubran los programas para dejar de fumar y que se ignoren completamente las promesas de la poderosa industria tabacalera, en el sentido de que ya está reduciendo los niveles de nicotina y de elementos cancerígenos en sus productos.
El Instituto de Medicina no acusa directamente a las tabacaleras de mentir, pero poco le falta. El informe adopta un tono de urgencia apocalíptica, muy acorde con las últimas campañas publicitarias contra el tabaco, en la línea de las más controvertidas campañas de la Dirección General de Tráfico en España.
El director de la FDA, Andrew von Eschenbach, se ha mostrado escéptico ante la utilidad de que este organismo lidere la reducción del nivel de nicotina en los cigarrillos. A su juicio, esto sólo servirá para que los fumadores lo compensen fumando más. No obstante, el objetivo de la petición del Instituto de Medicina parece apuntar no tanto a que la FDA consiga logros prácticos concretos, como a que su intervención tenga un importante efecto psicológico. La idea es equiparar el tabaco con las peores drogas: darle tratamiento público de veneno.