Nuevas técnicas para la prevención precoz de las enfermedades, vacunas genéticas y comestibles o taxis «víricos» para el transporte del material terapeútico serán algunas de las innovacones de la medicina del siglo XXI, en el que según señalan algunos expertos el hombre podrá llegar a vivir 120 años. Sin embargo todos estos avances no evitarán que aparezcan nuevas enfermedades infecciosas y otras, como la tuberculosis o la malaria, que se creía que iban retrocediendo vuelvan a aparecer.
El Sida se presenta como prototipo de nueva enfermedad emergente que está causando un daño devastador en África. El camino para conseguir una vacuna eficaz se ha allanado con el logro de una fórmula que, al ser inoculada en monos, consigue fortalecer la respuesta inmune de animales enfermos a causa del VIH. El grupo de investigadores estadounidenses al que se debe el hallazgo constató que el virus adquiría un estado latente y que el mono no fallecía.
Otro de los avances se encuentra en las primeras pruebas basadas en terapía génica y la utilización de virús como «taxis» para transportar a distintas zonas del organismo humano material genético con propiedades teraperúticas se han cifrado muchas esperanzas. Despojados de su carga infectiva mediante técnicas de ingeniería genética, estos parásitos intracelulares se perfilan como excelentes medios para combatir enfermedades como el cáncer, el SIDA o la fibrosis quística. No obstante, los estudios existentes hasta ahora se encuentran en fase clínica o preclínica.
Si los frutos de la revolución genómica tardarán en llegar, las nuevas técnicas de imagen aplicadas a la medicina dan pasos de gigante. La Resonancia Magnética (RM), la Tomografía por Emisión de Positrones (PET), la Tomografía Axial Computerizada (TAC), la nanotecnología, la robótica y otros tipos de escáner cumplirán el sueño de cualquier médico de diagnosticar la dolencia antes incluso de los que los primeros síntomas se manifiesten.