Según estudios llevados a cabo por el Instituto Nacional de la Salud de Francia, y confirmados por el Estudio de Copenhague, el consumo de entre dos y tres vasos diarios de vino tinto hace disminuir el riesgo de muerte por infarto o accidente cerebro-vascular.
La paradoja francesa
Cada vez hay mayores evidencias científicas sobre los efectos saludables de la ingesta moderada de vino, al menos en personas sanas y en las que el vino no esté contraindicado. Y es que, además de disfrutar de su olor, color y, sobre todo, su sabor, el preciado líquido contribuye a mejorar la salud.
La llamada paradoja francesa defiende que nuestros vecinos galos tienen menos enfermedades cardiovasculares que los habitantes de países centroeuropeos a pesar de que están expuestos a riesgos similares, y alega que se debe a que beben vino tinto. Según estudios llevados a cabo por el Instituto Nacional de la Salud de Francia, y confirmados por el Estudio de Copenhague, el más vasto realizado hasta la fecha sobre vino y salud, el consumo de entre dos y tres vasos diarios de vino tinto hace disminuir el riesgo de muerte por infarto o accidente cerebrovascular -respecto de los abstemios- en un 33%, la mortalidad cardiovascular en un 40% y la muerte por cáncer en un 22%.
Beneficios del vino tinto
Tomado moderadamente. Máximo 300 cc, dos copas, al día.
- Evita el depósito de tejido graso en las arterias y disminuye el riesgo de padecer arteriosclerosis, problemas cardiovasculares, demencia senil y Alzheimer.
- Detiene o ralentiza la proliferación de células cancerígenas.
- Previene la aparición del herpes labial y del herpes genital.
- Previene la degeneración macular y algunos casos de ceguera.
- Previene el ictus isquémico.
- Ligero descenso del colesterol LDL (malo).
- Ligero aumento del colesterol HDL (bueno).
- Ligero incremento de la tasa de estrógenos en la mujer menopáusica.
- Cierto poder anticoagulante de la sangre.
- Aumento del diámetro de algunas arterias.
- Poder antioxidante de los polifenoles.
Otros efectos beneficiosos
- Acción antiviral: experiencias de laboratorio han demostrado que el vino tinto destruye el virus de la poliomielitis.
- Acción anticaries: el vino contribuye a impedir la formación de la placa bacteriana.
- Acción antialérgica: el vino inhibe la enzima que transforma la histidina en histamina, responsable de las reacciones alérgicas.
- Acción digestiva: actúa beneficiosamente sobre el estómago, la vesícula biliar, el páncreas, el intestino delgado y el colon.
- Acción antiionizante: disminuye la formación de radicales libres y retrasa el envejecimiento.
- Acción antiinflamatoria y contra el insomnio.
- Mejor absorción del hierro.
- Acción anticancerígena: como preventivo.
- Acción antiestresante: el bebedor moderado es menos vulnerable a la depresión.
- Acción preventiva de la arterioesclerosis y contra la trombosis.
Posibles perjuicios del vino
Tomado en exceso
- Alcoholismo, disminución de las defensas, hígado graso, cirrosis e, incluso, cáncer.
- Pérdida de reflejos y consciencia y ser causa de accidentes.
- Cambios de personalidad y agresividad.
- Merma de la capacidad sexual.
- Puede -si se bebe acompañando comidas grasientas- llevar a engordar y a ocasionar los problemas que en otras ocasiones evita.
Sus componentes
El vino contiene un 85% de agua y un 15% de alcohol etílico, pero en cada copa de este líquido elemento también podemos encontrar diluidas otras muchas sustancias, tales como carbohidratos, aldehídos, polifenoles, ácidos, minerales y vitaminas.
De entre los alcoholes, como ya hemos dicho, el etanol es el más abundante. Al mismo tiempo, es el que tiene más valor energético y mayor actividad biológica. En cuanto a los ácidos, la mayor parte de ellos se generan en el mosto como consecuencia de la maduración de la uva; otros aparecen en la fermentación o después de ésta. Se relaciona los ácidos orgánicos del vino con un aumento de apetito, ya que activan la secreción de jugo gástrico en el estómago.
Las vitaminas, básicamente del grupo B (B1, B2, B5 y B6), también están presentes. La vitamina C, muy abundante en la uva, desaparece en la fermentación. Los azúcares naturales (también procedentes de la uva) son abundantes. Los caldos secos, contienen entre 0,1 y 1,5 %, mientras que los de Jerez contienen entre 2,5 y 12%. Los moscateles y los oportos, por su parte, entre el 10 y el 14%.
Otras sustancias:
- Proteínas: muy pocas, entre 1 y 2 g por litro. Sí están casi todos los aminoácidos esenciales.
- Glúcidos: entre 2 y 3 g por litro de glucosa y fructosa en los vinos tintos, y hasta 20 g en los blancos más afrutados.
- Lípidos: 0% de grasa.
- Fibras: no se han podido detectar por el momento, debido a que pueden estar disueltas en el vino.
- Sales minerales: mucho potasio y bastante calcio, magnesio y fósforo. Bajo en sodio.
- Polifenoles (producen un efecto de prevención cardiovascular): 3 g por litro en ciertos tintos, y algo menos en los blancos.
- Resveratrol: presente tanto en la uva como en el vino, impide la proliferación de las células cancerígenas.
- Ácidos minerales que facilitan la digestión de las proteínas de las carnes.
A tener en cuenta
- Cada persona es un mundo, y factores como la edad, el sexo o la dieta pueden convertir el posible beneficio de una copa de buen vino en un claro perjuicio.
- Aunque no haya ningún factor que contraindique su consumo, la ingesta no debe superar los dos vaso al día y siempre durante las comidas.
- Mejor el tinto y preferiblemente de calidad.
- Conviene recordar que el vino contiene azúcar, por lo que no se debe consumir junto con alimentos grasos (la mezcla de azúcares con grasa hace engordar y lleva a padecer problemas cardiovasculares).