Alrededor de 18.000 menores de 19 años se quedan embarazadas cada año en España. Esta abultada cifra no debería extrañarnos a tenor de otro dato, referente al uso de anticonceptivos, facilitado por el Ministerio de Sanidad: del 25% de adolescentes de entre 15 y 17 años que reconoce tener relaciones sexuales, sólo el 12,7% asegura que utiliza algún método anticonceptivo. El aumento de los embarazos en adolescentes se debe, según algunos expertos, a la poca educación sexual que se imparte en colegios e institutos.
Sexo desde muy jóvenes
La edad de inicio de las relaciones sexuales entre los jóvenes españoles se sitúa, de promedio, en torno a los 16 años para los chicos y los 17 para las chicas. No son edades, explica Pedro Font, director del Instituto de Estudios de la Sexualidad y la Pareja “ni buenas ni malas”. El problema, señala, es el grado de madurez con la que se afronta esta nueva etapa de la vida.
Según la ONU, unas 15 millones de adolescentes de entre 15 y 19 años de todo el mundo dan a luz cada año y más de 4,4 millones se someten a un aborto. Sólo el 17% de los adolescentes que declara mantener relaciones sexuales utiliza el preservativo, siguiendo con cifras de la ONU. En el caso de España las estadísticas, en ese sentido, reflejan la poca preparación de los jóvenes de cara a su vida sexual. Unas 18.000 adolescentes se quedan embarazadas cada año en España, mientras que el CSIC cifra en 62 el número de embarazos que se produce cada día en el país. Según datos publicados el pasado año por el Ministerio de Sanidad, del 25% de los adolescentes de entre 15 y 17 años que reconoce tener relaciones sexuales, sólo el 12,7% asegura que utiliza algún método anticonceptivo.
Con cifras así no es de extrañar que en los últimos años se haya registrado un aumento considerable de los embarazos en adolescentes. Cataluña, por ejemplo, es una de las zonas donde más aumento han registrado estos casos. Según el Ayuntamiento de Barcelona y de acuerdo a datos de 2002, el número de jóvenes embarazadas se triplicó en los últimos diez años anteriores a esa fecha y el 75% de embarazos en adolescentes menores de 20 años acabó en aborto.
“Los datos cuantitativos de embarazo adolescente, siendo preocupantes, no deben ser el motivo prioritario de análisis. En mi opinión, el verdadero elemento de discusión debieran ser las razones por las que estos embarazos se producen. En los países en los que se imparte educación sexual y el acceso a los anticonceptivos resulta sencillo, las cifras de embarazos no deseados son mucho menores”, asegura Guillermo González, presidente de la Federación de Planificación Familiar de Cataluña, una organización no gubernamental de la que también forman parte otras asociaciones de planificación familiar del resto del país.
“En temas de sexualidad estamos en horas bajas. En España se imparte poca educación sexual y, salvo excepciones, se hace mal. Como no existe una asignatura para tratar este tema, se está dejando un vacío en una cuestión muy importante. Son edades críticas en las que no se está cubriendo la formación necesaria. Parece que el mensaje para los jóvenes fuera que se buscaran la vida”, añade Pedro Font. “Una inexistente educación sexual, que perpetua una sexualidad y una erótica genitalizada en la que la penetración se convierte en el mitificado momento a conseguir, sumado a la dificultad para vivir ese momento con responsabilidad y prevención, son la causa de muchos de los embarazos no deseados y no pocas infecciones de transmisión sexual”, señala, por su parte, Guillermo González.
Para José Luis Sánchez de Cueto, psicólogo del Instituto Andaluz de Psicología y Sexología, existe un desfase importante en cuanto a la utilización de la información que reciben los jóvenes. “Que tienen información es cierto. Aunque mucha es equivocada. Por mi experiencia en el teléfono de información sexual puedo decir que es así. Hay muchos jóvenes que todavía creen que la primera vez no pasa nada o que el aborto en sí es un método anticonceptivo”. “Conozco casos de chicas que no quieren utilizar el preservativo porque consideran que es menos romántico o que es un obstáculo para su pareja. Y hay adolescentes que creen que a ellos nunca les va a pasar nada extraño. Siempre dicen eso de ‘a mí no me va a pasar esto’, añade Pedro Font.
Apoyo familiar
En la mayoría de los casos de embarazos en adolescentes el futuro padre opta por desentenderse del asunto. Si la joven decide seguir adelante con su maternidad, le espera una sucesión de circunstancias que pueden desembocar en numerosos problemas psico-sociales.
Por lo general, afirma Pedro Font, las chicas reciben apoyo familiar. Se suele llegar a un acuerdo con los padres y se origina un cambio de rol en la adolescente. Si se tienen hermanos menores el status de la embarazada prevalece sobre el de los otros. Su madre, además, comienza a asumir no el papel de abuela, sino el de madre de otro hijo recién nacido. “Una madre de 16 ó 17 años comienza a perder su mundo, pues la vida que corresponde a una chica de esa edad se corta de raíz”, explica Font.
El proceso psicológico por el que pasa una adolescente que se queda embarazada, señala, por su parte, Guillermo González, es difícil de anticipar. Ello depende de sus creencias, formación y grado de madurez, así como de los apoyos que pueda encontrar en su entorno. “Lo que no resulta difícil es anticipar que al convertirse en madre adolescente verá mermadas sus posibilidades de desarrollo social, académico y laboral”, añade.
Qué dice la ley
Al tratarse de un embarazo de riesgo por ser la futura madre menor de edad, las jóvenes tienen el aborto como opción. En ese sentido la Ley les ampara, pues uno de los tres supuestos en los que se permite la interrupción del embarazo en España es el de los riesgos para la madre. “En las adolescentes el aborto es más fácil. Como se trata de un embarazo de riesgo por definición, se realiza en centros públicos y bajo la máxima legalidad. La idea de los abortos a escondidas ya desapareció”, explica Pedro Font.
Según los datos que maneja la Federación de Planificación Familiar, en ocho comunidades autónomas se interrumpen más del 50% de los embarazos en menores de edad. Cataluña, Aragón, Madrid, Asturias, Castilla y León, Baleares, País Vasco y Comunidad Valenciana son las zonas donde más abortos se practican. Según datos del Ministerio de Sanidad, en 2001 se practicaron en España 69.857 abortos, 7,66 por cada 1.000 mujeres de entre 15 y 44 años. El 97% de las mujeres que abortaron lo hicieron bajo el supuesto que permite la interrupción del embarazo cuando la madre pertenece al grupo de riesgo, el 2,53% lo hizo por el riesgo fetal y un 0,1% por violación.
La Federación de Planificación Familiar llama la atención sobre el elevado número de abortos en mujeres inmigrantes. “El perfil de la inmigración en nuestro país se corresponde a personas jóvenes y en edad fértil, lo que hace suponer que el índice de embarazo no planificado es alto. A las dificultades de acceso a una buena educación sexual y a la asistencia anticonceptiva para los jóvenes, en el colectivo inmigrante hemos de sumar las barreras culturales, lingüísticas y educativas que encuentran para hacerlo”, detalla Guillermo González.
Tanto si se opta por seguir adelante con el embarazo como si se decide abortar, una joven en estas circunstancias puede verse ante las puertas de la depresión. Según la psicóloga Silvia Egea, del Centro Joven de Anticoncepción y Sexualidad de Barcelona, “un embarazo no deseado es un impacto psicológico para una mujer de cualquier edad”. Y enfrentarse a un aborto, afirma esta especialista, tampoco es fácil. “Los profesionales deben ofrecer un buen acompañamiento y un constante apoyo para que no se generen depresiones o malestares. Muchas veces ello depende también del entorno familiar de la joven. Por lo general sienten una sensación de tristeza y vacío”, señala Egea.
Los embarazos adolescentes, opina esta psicóloga, esconden en ocasiones situaciones familiares muy precarias en las que se da una búsqueda constante del afecto que no se ha tenido en el hogar. Siempre, insiste Egea, “es conveniente priorizar la decisión de la joven, y que esta decisión vaya bien acompañada”.
Orientación en centros de salud
Una vez que la adolescente haya decidido seguir adelante con su embarazo, señalan expertos consultados, lo más conveniente es que acuda a un centro de salud en el que un grupo de profesionales se encargará de su cuidado y protección. Las ayudas para las adolescentes embarazadas cambian en función de la comunidad en la que se resida. Sin embargo, estas ayudas sólo se centran en asesorar y acompañar a la menor en la toma de decisiones sobre la gestación y las opciones con que cuenta. También hay algunas instituciones religiosas que poseen centros en los que las madres adolescentes sin recursos pueden acudir para recibir apoyo.
La Federación de Planificación Familiar ha editado recientemente la guía Sex Joven, una reseña donde se recogen los recursos que, dice esta organización, la red pública pone a disposición de los jóvenes en materia de sexualidad y anticoncepción “ante las graves carencias” detectadas por esta organización. La guía se puede consultar en la página www.fpfe.org También se pueden consultar las siguientes direcciones: www.centrojoven.org y www.centrejove.org en versión catalana.
Ante un embarazo adolescente lo más aconsejable, dicen los expertos, es buscar ayuda en el entorno familiar y procurar, sobre todo, que la adolescente no se descuelgue del mundo juvenil que le rodea. “A pesar de ser madre, la joven debe buscar tiempo para continuar con sus actividades y para poder seguir desarrollándose. Ya de por sí un embarazo adolescente genera altos niveles de estrés; por eso es necesario buscar un equilibrio e intentar acabar los estudios”, señala Pedro Font. “Se entiende el disgusto y la sorpresa de los padres, pero también es lógico pensar que una situación así rompe los esquemas de toda la familia. Además, un embarazo en las adolescentes puede traer consecuencias de culpa y de vergüenza. Necesitan, fundamentalmente, el apoyo familiar”, concluye José Luis Sánchez Cueto.