Hay muchos factores que inciden en el desarrollo de una enfermedad: predisposición genética, causas ambientales y malos hábitos, entre los más conocidos. Sin embargo, elementos de la personalidad, como ser pesimista, convivir con hostilidad, la ira o la tristeza e, incluso, reacciones propias del organismo, como el estrés o la ansiedad mantenida, hacen a las personas más vulnerables al desarrollo de determinadas dolencias. La evidencia disponible señala que una actitud positiva, además de alargar la vida y proteger la salud, ayuda a reforzar el sistema inmunitario. Por ello, también es un elemento importante en el proceso de recuperación de algunas enfermedades.
Las emociones y la personalidad en la salud
Numerosas investigaciones han evidenciado que la salud es un equilibrio entre cuerpo y mente y que las emociones influyen tanto en la salud como en la enfermedad. Un estudio publicado en la revista European Heart Journal en 2010 veía la relación inversamente proporcional entre el desarrollo de enfermedad cardiaca coronaria y emociones positivas. O, según se expone en el libro ‘El dolor de espalda y las emociones. Conocerse para curarse’, de David Ponce, que la causa del dolor puede ser de tipo emocional.
De todas las emociones, parece que la más relevante es el optimismo, pues muchos estudios lo asocian a una mayor protección ante la enfermedad y con una mayor esperanza de vida e, incluso, las personas optimistas perciben una mejor salud física y mental. Por el contrario, tal y como publicaba hace unos años la revista Mayo Clinic Proceedings en el artículo ‘El optimismo-pesimismo evaluado en los años 1960 y estudio sobre el estado de salud 30 años después’, una personalidad pesimista se relaciona, de forma significativa y a la larga, con una percepción de peor funcionamiento físico y mental. Pero, ¿cómo la personalidad o las emociones pueden proteger la salud? ¿O por qué algunas reacciones como el estrés pueden alterar el sistema inmunológico?
La psiconeuroinmunología
Los factores psicológicos influyen, en mayor o menor grado y de manera positiva o negativa, en el desarrollo de enfermedadesLa psiconeuroinmunología, también denominada psiconeuroinmunoendocrinología o psiconeuroendocrinoinmunología es una disciplina que aglutina diferentes especialidades tales como las neurociencias, la psicología, la fisiología, la inmunología, la farmacología, la psiquiatría, las ciencias de la conducta, la reumatología y las enfermedades infecciosas. Tiempo atrás se creía que el sistema inmunológico se autorregulaba, pero hace años que se ha demostrado que entre este, el sistema nervioso central y el endocrino existe una estrecha y complicada relación. Y es debido a la gran complejidad que presenta la red de conexiones entre estos sistemas, que resulta muy complicado su estudio.
El objetivo de la psiconeuroinmunología es estudiar las asociaciones entre el cerebro (conducta) y el sistema inmunológico, el sistema nervioso y el sistema endocrino; los tres, responsables de la homeostasis (fenómenos de regulación) del organismo.
Y uno de los protagonistas que más investigaciones ha suscitado ha sido el estrés y la ansiedad junto con sus consecuencias psicofisiológicas. El estrés, considerado como una reacción de alarma y adaptación que permite al organismo hacer frente a las situaciones de peligro, según afirman diversos estudios, produce ciertos efectos que pueden alterar el sistema inmunológico y provocar el desarrollo de algunas infecciones, determinadas formas de cáncer o enfermedades autoinmunes. Aun así, es necesario un cierto grado de vulnerabilidad por parte del individuo.
Pero, ¿cómo afectan los acontecimientos estresantes al organismo? Según el documento ‘Psiconeuroinmunología’, de la Dra. Avelina Pérez Bravo, del servicio de Psiquiatría del Hospital Xeral de Vigo, lo hacen de dos maneras: provocando cambios en la distribución de células en el organismo, que influye a su vez en la respuesta de un agente patógeno; o alterando la respuesta celular.
Cáncer de mama y factores emocionales
Está clara la interacción que hay entre las emociones y el funcionamiento físico del organismo. Cada vez hay más evidencia, por una parte, que los sistemas nervioso, endocrino e inmunológico funcionan entrelazados. No obstante, también los factores psicológicos (como la motivación, las creencias y el aprendizaje) influyen, en mayor o menor grado y ya sea de manera positiva o negativa, en el desarrollo de enfermedades.
Una de las patologías más estudiadas en la Psicooncología, una disciplina que se ocupa tanto de las relaciones entre la conducta y la salud y la enfermedad, así como de la prevención de enfermedades y de su tratamiento, es el cáncer de mama. Esta neoplasia destaca por su alta incidencia, sobre todo en las últimas décadas, y el impacto que supone en los afectados. De hecho, debido a las variables psicológicas que se le imputan, ha sido objeto de multitud de investigaciones y ha sido el paradigma de enfermedad a partir de la cual se han creado patrones teóricos de la génesis y desarrollo del cáncer.
Dentro de 20 años habrá en el mundo un 80% más de cánceres. La razón está en que los habitantes de los países en desarrollo alargan su esperanza de vida y adoptan las malas costumbres de los países desarrollados. Para poner el freno a esta tendencia, no basta que las personas se hagan responsables de su salud con la adopción de hábitos saludables, sino que las políticas de los gobiernos se adapten a ello y propugnen decisiones, que tal vez impopulares en este momento, pero con beneficios a largo plazo, como ha ocurrido con la Ley Antitabaco.