La Asociación Española de Urología publicó ayer que España registra cada año 8.000 nuevos casos de cáncer de vejiga, con una incidencia de las más elevadas del mundo (20 afectados por cada 100.000 habitantes).
Este tumor es tres veces más frecuente en los varones que en las mujeres y es más habitual en las zonas industrializadas como Asturias y en general la zona industrial del norte y el área urbana y periférica de Madrid y Barcelona, por su relación con la exposición a colorantes, caucho o plásticos. De hecho, las tasas más elevadas de incidencia se registran en País Vasco (26 casos por cada 100.000 habitantes) y en Tarragona (23 por 100.000).
A pesar de esta elevada incidencia, los expertos de esta sociedad científica destacan que la mortalidad no es alta (noveno puesto entre los tumores de mayor mortalidad) «debido a que es un proceso oncológico en muchas ocasiones curable».
Por consiguiente, el diagnóstico precoz es el medio más eficaz de combatir un tumor cuya capacidad de diseminación y, por tanto, de desarrollar metástasis, se produce en una fase avanzada de su evolución. Antoni Gelabert, Jefe del Servicio de Urología del Hospital del Mar (Barcelona) y miembro de esta sociedad científica, señala que «cuando un tumor de vejiga se hace clínicamente detectable, ha recorrido ya gran parte de su ciclo vital, y a partir de ahí evoluciona rápida y progresivamente».
En todos los casos, según los expertos, el principal síntoma que alerta al paciente es la presencia de sangre en la orina. Cuando el tumor se manifiesta de esta forma lo hace de manera aislada, sin dolor y sin trastornos de micción.
Por otra parte, el perfil del paciente con tumor vesical responde al de un varón de entre 50 y 65 años, fumador durante bastantes años, que vive en áreas urbanas e industrializadas y que trabaja o que ha tenido contracto directo con industrias de colorantes, disolventes, etcétera.