Muchos mitos en sexualidad se arrastran desde tiempos inmemoriales y, pese a que no tienen ningún fundamento científico, calan hondo en la población. Y no solo ocurre entre los jóvenes que viven el despertar de su sexualidad. Las ideas falsas hacen mella en todas las franjas de edad. Ponerles freno se ha convertido en una cuestión fundamental para los profesionales de salud, puesto que sus secuelas pueden alcanzar cualquier esfera de la vida y provocar desde embarazos no deseados a depresión. En este artículo, una especialista en salud sexual describe qué efectos físicos y psicológicos pueden producir los mitos en salud sexual que todavía hoy persisten en la sociedad.
Mitos en sexualidad hay muchos y alcanzan a todas las franjas de edad. Y los efectos secundarios de la desinformación pueden afectar de muchas maneras, tal y como pone de manifiesto el «Estudio poblacional sobre el uso y la opinión de los métodos anticonceptivos en España» de la Sociedad Española de Contracepción (SEC), en el que se advierte del poco empleo de anticonceptivos, sobre todo por parte de los jóvenes con niveles de estudios y de ingresos bajos.
Así, en el plano físico las ideas erróneas en sexualidad pueden derivar en embarazos no deseados -en nuestro país el porcentaje de mujeres que mantienen relaciones sin ninguna protección es del 15,9%, sobre todo en menores de 24 años- o en el contagio de una infección de trasmisión sexual -según la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), la más frecuente es la infección por el virus del papiloma humano, seguida del herpes genital, la gonorrea, la infección por Chlamydia, la sífilis o el VIH.
Efectos psicológicos de los mitos en sexualidad
Los efectos secundarios de las falsas creencias no solo se quedan en el plano físico. Cristina Corbella, psicóloga y sexóloga, presidenta de la Asociación Sexológica Garaia de Bilbao y miembro de la junta directiva de la Federación Española de Sociedades de Sexología, alerta de que «las repercusiones en la esfera psicológica, en todas las edades, pueden ser muy serias».
En las relaciones sexuales, cualquier complejo asociado a los cánones de belleza establecidos puede influir en las personas
Esta especialista pone como ejemplo el complejo de pene pequeño que, aunque a algunos les resulte gracioso, puede derivar en secuelas graves. Incluso, el mercado ofrece un sinfín de productos para lucrarse con ello: cremas con distintos componentes o aparatos que se parecen más a instrumental de tortura que prometen alargar «mágicamente» el miembro, sin evidencia científica que lo respalde. Como cualquier otro complejo, no solo afecta a la sexualidad. «Poco a poco, los afectados dejan de intentar hablar con personas del sexo opuesto y se van encerrando en sí mismos«, explica la sexóloga. Y cuanta más importancia alcancen, más difícil es para el afectado, tanto que puede pasar factura al entorno académico, laboral o familiar. «Llegan a ocasionar verdaderos conflictos internos y, este en concreto, sobre su masculinidad o virilidad», apunta.
Es tal la magnitud de este complejo -sostenido por el falso mito sobre la importancia de la longitud y, también, por las falsas promesas y la información que publicitan clínicas estéticas con pocos escrúpulos- que produce una preocupación desproporcionada en los afectados. Tanto es así, que los datos que baraja la Asociación Española de Andrología son, como poco, sorprendentes: hasta el 85% de los hombres que solicitan una intervención quirúrgica para realizarse un alargamiento de pene tiene unas medidas consideradas normales y que, según los expertos, está entre 12 y 17 centímetros. En la misma línea, hace unos años, el doctor Vicent Bataller i Perelló realizó un estudio con chicos de 12 a 17 años y concluyó que, a estas edades, el 20% de ellos estaban acomplejados y obsesionados por cuestiones sobre la medida de su pene, tanto, que tenían mayor riesgo de desarrollar ansiedad o depresión.
A pesar de que la sexualidad de una persona no tiene fecha de caducidad, «persiste la creencia de todo lo contrario. Hay muchos hombres convencidos de que, con los años, se encaminan de manera irremediable hacia la impotencia», asegura la experta. Si esta idea se fija en la persona, esta puede llegar a obsesionarse con que llegue el final. Y si no acude a la consulta de un experto porque tiene asumido que es lo normal, incluso puede llegar a sufrir una depresión. En una sociedad como la española, a menudo la valía del hombre se mide por su virilidad y es un problema cuando uno ya no puede demostrarla.
Complejos que generan ansiedad
Para Corbella, es fácil que la disconformidad con aspectos físicos relacionados con los falsos mitos generen ansiedad. En las relaciones sexuales, cualquier complejo asociado a los cánones de belleza establecidos en la actualidad puede influir en las personas. «De cualquier edad y condición», puntualiza la experta. Estos modelos implantados, además de tener repercusiones en la salud física, también se relacionan con los trastornos de la conducta alimentaria (TCA).
Las personas se obsesionan tanto con las medidas y la forma de su cuerpo, que desatienden otras áreas de su vida, como el ocio, los amigos, la familia, los estudios… «Una obsesión por unas medidas estándares que, de no alcanzar, pueden provocar baja autoestima, actitudes depresivas y ansiedad desde edades jóvenes. No dar la talla -a nivel físico o de rendimiento- genera ansiedad, inseguridad, aislamiento como medida de evitación y comportamientos depresivos e, incluso, incapacidad de tener una relación de pareja», aclara la especialista.
También a raíz de una separación, después de tener la misma pareja durante años, pueden desarrollarse complejos relacionados con el físico y el rendimiento. Esta situación puede provocar baja autoestima, inseguridad y frustración, entre otros.
El saber popular e Internet están llenos de ideas falsas, que van pasando de generación en generación y parece que nunca se puedan terminar de combatir. “Los jóvenes son expertos en miles de posturas extrañas y nombres complicados de recordar. Sin embargo, desconcierta lo poco que recuerdan de anatomía y fisiología humana. En ocasiones, quedo sorprendida por preguntas que realizan los alumnos de educación secundaria, cuya respuesta forma parte del temario de ciencias naturales de cursos anteriores”, apunta la psicóloga y sexóloga Cristina Corbella.
Es complicado poner freno a determinadas creencias, ya que la trasmisión oral es horizontal y entre los jóvenes se extienden de forma muy rápida. Como propone la especialista, la solución está en la educación emocional y para la salud con aspectos prácticos para la vida diaria, sobre todo los concernientes a la salud sexual, y ser asignaturas obligatorias dentro del currículum escolar para poder empoderar a las personas desde la infancia.
A muchos progenitores les aterroriza empezar a hablar de manera prematura con sus hijos, por si ello les animara a tener relaciones sexuales antes de tiempo. Corbella insiste en lo contrario: “Es fundamental informar a los jóvenes, para que cada persona pueda tomar las mejores decisiones sobre su sexualidad. La desinformación está relacionada con un mayor riesgo de consecuencias físicas y psicológicas”.