La prohibición por parte del Consejo de Ministros de los Veinticinco de usar un grupo de ftalatos (sustancias químicas tóxicas) para la elaboración de juguetes y artículos infantiles que son comercializados en la Unión Europea fue ayer celebrada por la organización ecologista Greenpeace.
La portavoz de Greenpeace, Nadia Haiama-Neurohr, afirmó en un comunicado que, tras cinco años de discusiones, de «innombrables artimañas de la industria química, de largas evaluaciones y prohibiciones temporales, los niños europeos van a estar quizá definitivamente protegidos de los ftalatos».
La organización defiende desde hace tiempo la eliminación de estas sustancias en la confección de juguetes ya que provocan cáncer, lesiones renales y desequilibrios en el sistema hormonal. Normalmente, estos productos se utilizan como plastificantes en la producción de juguetes de PVC y se caracterizan por su dificultad para ser detectados en los productos que los contienen.
Greenpeace mencionó también un reciente estudio de la Universidad Técnica de Dinamarca que reveló que «los niños expuestos a estos plastificantes tienen más riesgos de contraer asma y otras alergias». Por todo ello, la organización animó al Parlamento Europeo a apoyar esta «decisión de protección de la salud humana» y a promover la sustitución de estos productos por otros más sanos.
A pesar de la valoración positiva de la intención de los ministros de los Veinticinco, la organización señaló que se trata tan sólo de «un pequeño paso tímido en comparación con la actuación de ciertos minoristas y fabricantes como HM, Ikea y Samsung, que se comprometieron a eliminar progresivamente las sustancias tóxicas de todos sus productos».
Por otro lado, Greenpeace achacó los retrasos de la prohibición europea de estas sustancias a la «lucha encarnizada de la industria química contra toda petición de eliminación y sustitución de estos productos». Debido a esta insistencia, la organización ecologista advirtió de que a pesar de la prohibición general, «tres de estos plastificantes podrán seguir siendo utilizados para la fabricación de juguetes en los próximos tres años».