La Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de editar una nueva guía de bolsillo para la valoración y manejo del riesgo cardiovascular. El objetivo es ayudar a los profesionales sanitarios a identificar los individuos con riesgo de sufrir alguna enfermedad cardiaca o cerebrovascular y a aplicar el tratamiento más efectivo en cada caso. Para que esta medida sea positiva se prevé que la guía vaya acompañada de una campaña de formación, que se llevará a cabo en colaboración con el Ministerio de Sanidad de cada uno de los países.
Imagen: WHO
Los nuevos gráficos, que ha diseñado la Organización Mundial de la Salud (OMS), permiten predecir el riesgo cardiovascular, como infarto de miocardio o ictus, y están pensados como una herramienta de ayuda para los profesionales de la salud, sea donde sea que lleven a cabo su labor. En este sentido, la Directora General de la OMS, Margaret Chan, en unas declaraciones en rueda de prensa celebradas con motivo de la publicación de la guía, apuntó que será útil tanto para aquellos que trabajen en un centro de alta tecnología como para los que se dedican a visitas comunitarias en zonas rurales, independientemente de los recursos disponibles.
Directrices iguales, perfiles diferentes
La guía, que ha sido traducida a seis idiomas, incluye pautas de valoración de niveles de tensión arterial, consumo de tabaco, diabetes y colesterol en sangre para predecir el riesgo de sufrir problemas cardiovasculares en los diez años siguientes a la evaluación del paciente. Asimismo, incorpora recomendaciones sobre abandono de hábito tabáquico, dieta, actividad física, peso corporal, ingesta de alcohol, administración de fármacos como antihipertensivos, hipolipemiantes, hipoglucemiantes o anticoagulantes, entre otros, así como aquellos medicamentos no recomendados.
La nueva guía de la OMS ayuda a establecer el riesgo cardiovascular sin el uso de determinados niveles en sangre
Hasta ahora algunas estrategias de prevención iban dirigidas a combatir un solo factor de riesgo. Actualmente, los expertos creen que una campaña de prevención sólo es eficaz si se combinan diversas acciones y, además, éstas van orientadas tanto al individuo como a la población general. Sin embargo, estas estrategias surgen diferentes efectos según la población a quien van dirigidas. Y sin lugar a duda, en países con ingresos bajos y recursos sanitarios limitados, estas medidas sólo son eficaces si las acciones que se realizan van dirigidas a personas con un alto riesgo.
Prevención eficaz
En países sin la infraestructura sanitaria adecuada, sobre todo en áreas de atención primaria, la nueva guía de la OMS, elaborada conjuntamente con la Sociedad Internacional de Hipertensión (SIH), ayuda a establecer el riesgo sin la utilización de determinados niveles en sangre. Así, por ejemplo, hay gráficos alternativos para predecir el riesgo desconociendo el nivel de lípidos en sangre y escalas para niveles de glucemia en orina como marcador de diabetes.
Pese a que la guía y los gráficos que incluye están diseñados para que sea de fácil utilización y listos para usarse, se anuncia que se impartirán diferentes sesiones para que su integración en la práctica diaria sea más fluida. Estas clases prácticas se organizarán en colaboración con los Ministerios de Sanidad de cada uno de los países. Además, como instrumento de predicción, desde la OMS y la SIH van a seguir trabajando en la guía para mejorar su exactitud y adaptarla de forma específica a los contextos de los diferentes países.
Imagen: Mario Alberto
Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son la principal causa de muerte en todo el mundo, afectando a ambos sexos. En España, una de cada tres muertes registradas está relacionada con las enfermedades cardiovasculares, con un coste aproximado de 7.000 millones de euros al año. Esta es la conclusión de un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Oxford (Reino Unido), publicado el año pasado en European Heart Journal, que señalaba que para el conjunto de la Unión Europea el gasto alcanzaba los 181.000 millones de euros.
Según estadísticas de la Organización Mundial de la Salud, en el año 2005 aproximadamente 12 millones de personas han fallecido a causa de un ataque cardíaco y seis más a consecuencia de un ictus. De todo el conjunto, el 80% correspondían a países en desarrollo, siendo factores determinantes la pobreza y el estrés. Los expertos vaticinan que de seguir con esta tendencia al alza, en 2015 las cifras alcanzarán los 20 millones de personas.
Además de ser bien conocidas las causas de ECV, sus factores de riesgo son modificables. Una dieta inadecuada, sedentarismo y el consumo de tabaco conducen a un aumento de la tensión arterial y de niveles de glicemia y lípidos en sangre elevados, junto con sobrepeso y obesidad. Todo este paquete de factores son los culpables del 80% de los casos de cardiopatía coronaria y enfermedad cerebrovascular. Los expertos también señalan como determinantes de las enfermedades crónicas la globalización, la urbanización y el envejecimiento de la población en todos sus aspectos sociales, económicos y culturales.