Hablamos de cáncer de testículo cuando las células tumorales, con capacidad de invadir los tejidos sanos de alrededor y de alcanzar órganos alejados e implantarse en ellos, están ubicadas en el testículo. El cáncer de testículo es un tumor que se produce sobre todo en hombres jóvenes y, en general, tiene buen pronóstico, como el cáncer de próstata. Incluso los estadios más avanzados pueden ser curables con cirugía, quimioterapia o radioterapia. Es el cáncer más común en hombres jóvenes, de 15 a 35 años de edad. En España, la incidencia anual se sitúa entre 1,6 y 2 casos por cada 100.000 habitantes. En este artículo de trata todo lo referente al cáncer de testículo: incidencia, síntomas, factores de riesgo, diagnóstico y supervivencia.
Incidencia del cáncer de testículo
El cáncer de testículo solo representa alrededor del 0,5-1% de los tumores del sexo masculino, con cerca de 49.000 nuevos casos al año en todo el mundo, pero su número va en aumento desde los años 50, sobre todo en países desarrollados (alrededor del 60% de los casos se registran en ellos).
Las tasas de incidencia más altas se encuentran en las poblaciones caucásicas, en especial en las de los países del Norte de Europa (Suiza, Alemania, Dinamarca, Austria y Noruega), mientras que es un tumor muy raro entre personas negras y asiáticas. El último informe epidemiológico GLOBOCAN 2012 cifra en 823 casos el número de cánceres de testículo que se diagnostican cada año en España (0,6% de los cánceres entre los hombres).
Hay varios tipos histológicos de cáncer de testículo, y casi todos (90%) derivan de las células germinales (Tumores de Células Germinales o TCG). Dentro de los TCG, se distinguen los seminomas y los no seminomas (teratomas malignos, carcinomas embrionarios y coriocarcinomas). Seminomas y no seminomas se reparten aproximadamente al 50% los TCG de testículo. Hay tumores mixtos. Los seminomas aparecen un poco más tarde y son menos agresivos que los no seminomas, pero desde la introducción de los tratamientos con cisplatino en los años 70, el pronóstico es casi igual en los dos tipos de tumor, con cifras excelentes de supervivencia, incluso en tumores diseminados.
Es un tumor propio de jóvenes. Más de la mitad de los casos se diagnostican entre los 20 y los 35 años: los seminomas alrededor de los 30-35 años, y los no seminomas, una década antes. Entre los 15 y los 35 años es, junto con los linfomas, el tumor más frecuente en los hombres. Solo un 10% se diagnostican por encima de los 50 años y son, en su mayoría, seminomas.
No se conocen bien las causas que pueden producir un cáncer de testículo, pero su aumento en las últimas décadas en los países industrializados hace pensar que estos motivos son ambientales, que actúan en edades muy tempranas y que están relacionados -o son los mismos- que provocan el descenso de la fertilidad masculina. De hecho, la incidencia de cáncer testicular se considera en algunos ámbitos como un indicador de la salud reproductiva de una población.
El único factor de riesgo conocido es la criptorquidia (ausencia de descenso del testículo al escroto en los primeros años de vida). También hay una mayor probabilidad, si hay antecedentes familiares o personales de cáncer de testículo. Se han estudiado muchos otros factores (traumatismos, vasectomía, hernia inguinal, factores hormonales, nutricionales, exposición a tóxicos…), pero no hay resultados concluyentes.
Síntomas de cáncer de testículo
La gran mayoría de los casos de cáncer de testículo son detectados por el propio paciente. En general, salvo casos excepcionales, este tumor no produce síntomas generales, tales como fiebre, pérdida de peso o dolor.
Es importante acudir al médico si se observan algunas de estas cosas:
- Bulto no doloroso o inflamación en alguno de los testículos.
- Cualquier cambio de forma o tamaño.
- Sensación de pesadez en el escroto.
- Dolor en el abdomen bajo o en la ingle.
- Acumulación de líquido en el escroto.
- Dolor o molestia en un testículo o en el escroto.
Estos síntomas también pueden aparecer asociados a enfermedades benignas. Cualquiera de ellos deberán ser consultados con el médico, si es posible el urólogo, aunque en sí mismos no son un signo seguro de cáncer. Antes de asumir que se tiene una enfermedad grave, hay que esperar a conocer el resultado de las pruebas.
Prevención del cáncer de testículo
No se conocen las causas del cáncer de testículo, sin embargo, se conocen algunos factores que aumentan la probabilidad de desarrollarlo. Son los siguientes:
- Un testículo que no ha descendido desde la cavidad abdominal al escroto durante la lactancia (Criptorquidia).
- Un desarrollo anormal de los testículos.
- Antecedentes familiares de cáncer de testículo.
- Antecedentes personales de cáncer de testículo. Las personas que ya han padecido un cáncer de testículo tienen un riesgo más elevado (2%) de tener un cáncer en el testículo contralateral.
- Algunas enfermedades, como una enfermedad de los cromosomas denominada síndrome de Klinefelter.
Ante cualquier duda, se debe acudir al urólogo. El cáncer de testículo es fácil de detectar y, en general, presenta un buen pronóstico.
Pruebas para diagnosticar un tumor de testículo
- Exploración médica: tanto de los testículos como del resto del cuerpo.
- Ecografía testicular: es una prueba inocua, para ver la estructura y anormalidades del testículo.
- Análisis de sangre para ver marcadores tumorales: algunos subtipos de tumores testiculares pueden elevar marcadores tumorales específicos en sangre, que se pueden usar para seguir su evolución y la efectividad del tratamiento. Entre ellos se encuentran la alfafetoproteína, la gonadotropina coriónica humana y la lactato deshidrogenasa.
- Orquiectomía inguinal: procedimiento para extirpar el testículo a través de una incisión en la ingle. El testículo extirpado se observa en el microscopio para determinar el tipo de célula maligna: seminoma o no seminoma.
- Además, se realizan pruebas radiológicas (escáner o tomografías, radiografías) para conocer la extensión de la enfermedad.
La biopsia o PAAF (punción con aguja fina) del testículo está contraindicada en general, puesto que puede facilitar la dispersión del tumor por una ruta que no es la usual.
Supervivencia del cáncer de testículo
Cerca de un 96% de los pacientes que sufren un cáncer de testículo en España sobreviven más de cinco años. Este elevado porcentaje representa la supervivencia global, sin tener en cuenta edad, tipo histológico o fase de la enfermedad. En estadios precoces puede llegar al 100%. Si existen metástasis, desciende hasta un 60-70%. En general, tienen mejor pronóstico los pacientes más jóvenes.
La supervivencia es excelente tanto en seminomas como en no seminomas. Estudios recientes demuestran que la supervivencia, a igualdad de estadio, es casi la misma en los dos grupos y que se mantiene a los 10 años.