Subir escaleras o realizar ejercicio intenso son algunos de los procedimientos que aún hoy en día utilizan muchas embarazadas para provocar el parto. Así lo demuestra un estudio que pone en evidencia cómo más de la mitad de las mujeres gestantes intentan inducir su propio parto mediante métodos, a menudo, poco contrastados desde el punto de vista científico.
Andar, tener relaciones sexuales, comer picante o estimularse los pezones figuran entre los procedimientos más utilizados por las embarazadas con el objetivo de inducir el parto. Otros métodos son el uso de laxantes, el ejercicio intenso, la masturbación, la acupuntura o la ingesta de determinadas infusiones, según asegura un reciente estudio realizado por científicos de la Universidad Estatal de Ohio (EE.UU.), basado en una encuesta realizada a 201 mujeres después de que dieran a luz.
Los resultados muestran que las mujeres que utilizaron alguna de estas técnicas para estimular el parto tendían a ser más jóvenes, primerizas y con más posibilidades de dar a luz sin recurrir a cesárea. Además, la mayoría de las mujeres no lo habían consultado con su médico, sino que habían obtenido los consejos sobre cómo inducir de manera natural el alumbramiento a través de familiares o amigos.
Jonathan Schaffir, del departamento de Obstetricia y Ginecología y responsable del estudio, explica que poca o ninguna investigación apoya la efectividad y seguridad de estos métodos, con la posible excepción de la estimulación de los pezones, ya que «se sabe que esta estimulación provoca la liberación de oxitocina, una hormona que puede provocar contracciones y, por tanto, podría facilitar el parto«. No obstante, Schaffir no recomienda utilizar este método, pues «las contracciones son difíciles de controlar y pueden llegar a ser desventajosas si son demasiado fuertes». También señala que no se dispone de protocolos de actuación o seguridad en estas situaciones, así que es mejor no arriesgarse.
Creencias populares
Aunque los métodos naturales para inducir el parto tienen un amplio uso, hay poca o ninguna investigación que los apoye
El método más conocido y habitual para inducir el parto es andar. Aunque no hay evidencias científicas que lo prueben, se cree que la acción de caminar facilitaría el proceso gracias a la presión que ejerce la cabeza del bebé en el cuello del útero. Otro recurso muy utilizado son las relaciones sexuales. La teoría es que la actividad sexual induciría el parto por dos mecanismos: en primer lugar, se sabe que puede estimular la síntesis de oxitocina (hormona que provoca las contracciones del parto) y, en segundo lugar, se conoce que en el esperma se encuentran unas sustancias conocidas como prostaglandinas, que juegan un papel en la maduración del cuello uterino y que, a través de este mecanismo, inducirían el parto.
Otros métodos son la comida picante y tomar determinadas infusiones. No obstante, los especialistas insisten en que no solo se desconoce el mecanismo teórico por el cual se induciría el parto, sino que además se desaconsejan por posibles contraindicaciones en el caso de las infusiones de ciertas hierbas. En este caso, sería una especie de automedicación no controlada de la que se desconocen la dosis, los posibles efectos secundarios y la compatibilidad con otros medicamentos, de modo que puede poner en riesgo la salud tanto de la madre como del futuro bebé.
En conclusión, los autores recalcan que hay poca o ninguna investigación que apoye estos métodos, por lo que su efectividad y seguridad son dudosas. Sin embargo, esta afirmación, según refleja el estudio realizado, contrasta con el amplio uso que parecen tener.
Un dispositivo que facilita el parto
Un inventor y mecánico argentino, Jorge Odón, ha ideado un sencillo mecanismo de bajo coste económico capaz de facilitar el parto vaginal cuando este se complica. Es el dispositivo Odón y ha sido desarrollado por el Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas «Norberto Quirno» (CEMIC), con la colaboración del departamento de Salud Reproductiva de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Este elemento supone un avance relacionado con la utilización de fórceps y extractores de vacío, así como una reducción del número de cesáreas.
El dispositivo Odón está diseñado para facilitar la etapa final del parto, conocida como periodo expulsivo. Consiste en una manga de polietileno con un cabezal parecido a una bolsa de plástico, cuya función es agarrar la cabeza del feto y ayudarla a salir. A través de la manga, se insufla una pequeña cantidad de aire que crea una cámara. Esta actúa como una abrazadera sobre la cabeza del bebé, lo que permite su extracción.
Esta cámara tiene a su vez un efecto protector que salvaguarda la cabeza del bebé de cualquier daño. De esta manera, el dispositivo no solo facilita y acelera el parto, sino que se disminuye el riesgo de hemorragias e infecciones perinatales, como VIH y herpes. En la actualidad, el dispositivo Odón se encuentra al final de la fase I del estudio, que busca comprobar si es eficaz y seguro con un grupo reducido de pacientes. Los primeros ensayos revelan unos resultados muy satisfactorios.
Jorge Odón, en mitad de una cena, le apostó a un amigo que era capaz de sacar un corcho del interior de una botella vacía mientras usaba solo una bolsa pequeña de plástico. Odón conocía el truco, un procedimiento muy ingenioso, pero sencillo e infalible, de modo que ganó la apuesta. Esa misma noche le sobresaltó una idea en la cama, despertó a su mujer y le dijo: “También serviría para facilitar el parto”. Era el nacimiento de un invento que cinco años después ganaría una de las 19 menciones del “Saving lives at Birth: a Grand Challenge for Development”, un encuentro mundial promovido, entre otros, por la Fundación Bill y Melinda Gates, con el objetivo de encontrar inventos capaces de salvar vidas durante el parto.