Algunas plantas pueden provocar trastornos de distinta gravedad por ingestión, manipulación o, incluso, por respirar aire impregnado con su aroma. Las intoxicaciones más frecuentes son las accidentales y los niños las principales víctimas, ya que se introducen en la boca o intentan masticar alguna de sus hojas o de sus bayas de colores atractivos. No hay que ir demasiado lejos para encontrar plantas tóxicas: en el parque, en el jardín, en el campo y hasta en casa. En este artículo se describen qué plantas pueden entrañar riesgos para la salud y cuáles son sus efectos en personas y animales.
Riesgo de intoxicación en casa
Algunas de las plantas que, con frecuencia, decoran los hogares pueden ser perjudiciales y causar intoxicaciones. En la mayoria de los casos, son problemas leves, como irritaciones en la mucosa oral o algún vómito que elimina lo que se haya podido comer.
Entre las plantas decorativas más populares está la diefenbaquia, muy apreciada por sus grandes y elegantes hojas. La savia de esta planta, que se encuentra en los tallos y en las hojas, es irritante si se chupa o mastica. Si se ingiere, puede provocar vómitos, diarrea y alteraciones del sistema nervioso.
Otras plantas ornamentales interiores que pueden causar problemas son la azalea, el ciclamen, el crotón y la monstera.
De la misma manera, el jardín también puede acoger especies tóxicas, como la popular hiedra. Sus frutos negros y amargos que, por otra parte no resultan atractivos para los más pequeños, si se manipulan durante el cuidado del jardín, pueden producir irritaciones en la piel, por lo que se recomienda el uso de guantes.
También en este espacio exterior de la casa, plantas como la hortensia, el jacinto o los narcisos son un poco tóxicas. En este caso, los animales pueden ser los que resulten perjudicados al ingerir bulbos u otras partes del vegetal.
Plantas tóxicas en el parque y en el campo: la adelfa y el roldón
La ingestión de los frutos del roldón, que comparte espacio y parecido con la zarzamora, puede ser letalEn los paseos por el parque es muy habitual cruzarse con la adelfa, una de las plantas más venenosas de la península. Por sus flores rosadas y blancas, es una especie ornamental muy apreciada. Sin embargo, todo el vegetal es tóxico, sobre todo las semillas.
Su potencial dañino es tan importante que incluso se han descrito problemas en animales que habían bebido agua estancada en la que habían caído hojas o flores de la planta. También se han registrado casos en los que, después de dormir la siesta debajo de este arbusto, se han producido molestias de menor importancia como naúseas y mareos, solo por haber respirado aire impregnado con el aroma que desprende.
En caso de ingestión, se producen vómitos intensos y diarrea, seguidos de dolor de cabeza y alteraciones en la visión. Horas más tarde, provoca alteraciones del ritmo cardiaco que pueden tener complicaciones fatales.
A pesar de ser muy abundante y muy tóxica, no suelen haber muchos casos de intoxicaciones. La mayoría se producen en animales y en niños que, de forma accidental, ingieren los frutos o muerden las hojas.
Por otra parte, los pequeños también son aficionados a jugar a «cocinitas», preparando «sopas» en las que mezclan flores y hojas. Hay que estar atentos con las plantas que manipulan y alertarlos del peligro de las atractivas flores rosas de la adelfa.
En los paseos por el campo, no es infrecuente tropezarse con el roldón, también conocido como «emborrachacabras». Con frecuencia, este arbusto comparte su espacio con las zarzamoras, lo que aumenta el riesgo de consumir sus frutos por error. El roldón tiene unas pequeñas bayas negras que pueden crear confusión, sobre todo entre los niños. De esta manera, un inocente paseo por el campo, recolectando moras, puede acabar en tragedia, como ocurrió hace años en la población de Terrassa (Barcelona), en la que ocho escolares resultaron intoxicados y uno de ellos falleció.
Las intoxicaciones por esta planta afectan tanto a los humanos como a los animales, aunque no todos tienen la misma sensibilidad. Así, mientras unas pocas bayas pueden matar a un perro, las cabras son inmunes al tóxico, que solo les provoca un cierto estado de euforia (de aquí el término de «emborrachacabras»). Sin embargo, las personas son muy sensibles al veneno: la ingestión de 15 a 20 bayas puede ser mortal. Después de la ingestión, se producen molestias en la boca y lengua, seguidas de mareo, dolor abdominal y diarrea. Si la dosis ingerida es alta, hay aturdimiento, espasmos, convulsiones y coma.
Las fiestas navideñas llenan los hogares de algunas de las especies con mayor potencial tóxico.
El popular acebo es un elemento decorativo habitual que puede causar intoxicación, si se ingieren sus atractivos frutos rojos. En caso de que esto ocurra, produce vómitos, dolor abdominal, diarrea y, en casos extremos, convulsiones. En los adultos, la ingestión de unas 30 bayas puede originar cuadros graves mientras que, en el caso de los niños, una menor cantidad causa serias consecuencias.
El muérdago, muy ligado a la Navidad, también puede provocar intoxicaciones que no suelen revestir gravedad. Sus bayas, que parecen diminutas uvas, también pueden resultar sugerentes para los más pequeños. La ingestión de algunas unidades provoca trastornos digestivos, pero si la cantidad consumida es elevada, pueden producirse problemas cardiacos de cierta relevancia.
La flor de Pascua, también conocida como poinsettia, es otra de las aportaciones navideñas que no debemos dejar al alcance de los niños por su toxicidad. Su savia es tóxica; si se mastica o se ingiere, puede producir irritación en la mucosa oral, naúseas, vómitos y diarreas.