Analizando los anillos de los árboles, científicos de EEUU han confirmado la presencia en el ambiente de elevados niveles de tungsteno en una ciudad en la que se ha producido una concentración anormal de casos de leucemia infantil. La combinación del carburo de tungsteno y el cobalto ambientales con una predisposición genética se perfila como una posible causa para el cluster de casos de leucemia. El estudio de subgrupos es la aproximación más habitual en la investigación de la leucemia infantil.
La cantidad de tungsteno en los anillos de los árboles de la localidad de Fallon (Condado de Churchill en Nevada, EEUU), que tiene 8.000 habitantes, se cuadruplicó entre el anillo correspondiente a 1990 y el correspondiente a 2002, mientras que los árboles de localidades vecinas no muestran aumento alguno durante el mismo periodo. Es lo que ha encontrado un equipo de investigación de la Universidad de Arizona, que está utilizando este método para obtener un registro de la concentración de metales pesados en el medio ambiente a lo largo del tiempo en varios casos de clusters de leucemia infantil en el oeste de EEUU.
Pretexto
«Los árboles absorben los metales del ambiente y se almacenen en los anillos. Al analizarlos químicamente podemos viajar hacia atrás en el tiempo años e incluso decenios», según Paul R. Sheppard, que ha dirigido el trabajo, publicado en la prestigiosa revista Environmental Health Perspectivas.
Los niveles de Fallon empezaron a subir en 1994. Desde 1997 se diagnosticaron 17 casos de leucemia infantil en niños que habían vivido en esa área durante cierto tiempo antes del diagnóstico. Esta concentración anormal de casos (estadísticamente correspondería un caso cada cinco años) fue reconocida por el Departamento de Sanidad del Estado y estudiada desde el año 2002.
Las partículas de carburo de tungsteno en combinación con las de cobalto son consideradas un probable carcinógeno
Ya en 2003 se advirtió que existían niveles elevados de tungsteno y de arsénico en la orina de la población de Fallon estudiada y se mencionó como una contaminación preocupante. Sin embargo, como los dos elementos estaban presentes tanto en los niños enfermos como en los niños sanos, el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) inició un amplio estudio para encontrar posibles factores genéticos que pudieran influir en la aparición de la enfermedad.
Resultados
En el estudio se encontró una variante del gen SUOX en todos los niños con leucemia, pero resultó que también la tenían la mitad de los niños sanos. Así pues, aunque esta variante signifique un factor genético de riesgo para la leucemia, la conclusión es que no puede ser el único. Además, en estudios anteriores al actual, el equipo de Sheppard encontró también niveles elevados de tungsteno y de cobalto en el polvo y los líquenes de la localidad.
Analizaron asimismo las partículas de tungsteno encontradas en el aire para averiguar su procedencia y determinaron que eran de origen artificial, no natural. Todas tenían entre 1 y 5,9 micrómetros de diámetro. Existe el riesgo de inhalación en partículas de menos de 10 micrómetros, según la Agencia de Protección del Medio Ambiente de EEUU. Como detectives, los investigadores cotejaron los datos y encontraron que casaban, ya que el tungsteno como mineral es abundante en la zona y se explota en varios lugares. En el propio Fallon existe una planta de fabricación de carburo de tungsteno.
El grupo o cluster de leucemia infantil de la localidad de Fallon es uno de los mejores estudiados hasta el momento, pero sigue sin haber conclusiones definitivas sobre un posible origen ambiental, aunque las partículas de carburo de tungsteno en combinación con las de cobalto son consideradas un probable carcinógeno por el Centro Internacional de Investigación del Cáncer (IARC) de la Organización Mundial de la Salud. «Es necesario hacer más investigaciones para examinar las relaciones entre estos metales y el desarrollo de leucemia, y es lo que estamos haciendo», ha afirmado el investigador en pediatría Mark L. Witten, también de la Universidad de Arizona. El trabajo aún no ha terminado.
El tungsteno se utiliza para endurecer los metales para que soporten altas temperaturas, como en el caso de las brocas para perforar y los filamentos de las bombillas incandescentes. Todavía se desconoce la causa de la mayoría de las leucemias y el estudio de clusters de la enfermedad no ha conseguido en la mayor parte de los casos identificar el origen.
El único factor de riesgo significativo para la leucemia infantil hasta el momento es la radiación ionizante. También se están estudiando otros factores como la radiación no ionizante, los hidrocarburos, los pesticidas, el abuso del alcohol, el tabaco y las drogas, así como factores genéticos e infecciosos, pero hasta ahora no se han encontrado más que asociaciones débiles y no concluyentes.