Por medio de un simple test, los médicos de atención primaria ya pueden decidir qué pacientes con síntomas de infección del tracto respiratorio tienen colonización bacteriana y qué antibióticos se pueden administrar. Un nuevo hallazgo facilita la reducción de prescripción antibiótica, además de ahorrar tiempo en las consultas y garantizar que se administra el antibiótico idóneo, de forma muy precoz, sólo al paciente que lo necesita. El marcador específico descubierto se llama procalcitonina (PCT). En pacientes recién nacidos, sobre todo en bebés prematuros, es de vital importancia el tratamiento de una infección respiratoria que, a su vez, es siempre complicado y requiere una estrecha vigilancia. Según los especialistas, la PCT es la mejor prueba para diagnosticar una sepsis neonatal, fácil de monitorizar, sin costes elevados y con mejores resultados.
En la mayoría de los casos, una fiebre elevada, la emisión de esputo, incluso la función de marcadores como la proteína C reactiva, proporcionan una idea bastante precisa al médico de que una infección puede no ser vírica, sino bacteriana. Hasta ahora, sin embargo, no se disponía de un marcador específico que sirviera para administrar menos antibióticos y contener el gasto sanitario o poner solución al problema de las resistencias. Un estudio publicado en la revista «European Respiratory Journal» explica el descubrimiento de la procalcitonina (PCT) como marcador específico de una infección y asegura que se podrán reducir las tasas de prescripción antibiótica hasta casi un 40%.
«Hasta la fecha», explica el profesor Tobias Welte, de la Universidad de Hannover (Alemania), «decidir si el paciente tomaba o no antibióticos ante un cuadro de fiebre era más una cuestión de arte que de ciencia». En opinión de este especialista, la PCT ahorrará tiempo en las consultas y garantizará la idoneidad de administrar o no una pauta antibiótica.
De síntomas a marcadores
La PCT es una precursora de la hormona calcitonina, cuyo nombre deriva de la función, compartida con la hormona paratiroide, de regular los niveles de calcio y fósforo en el organismo. En una persona sana, los niveles de PCT se encuentran bajos, puesto que el metabolismo del calcio se regula a la perfección a partir de la glándula tiroides. Sin embargo, se da la circunstancia de que, frente a una infección bacteriana, todas las células empiezan a producir PCT y esta hormona acaba por registrar valores muy elevados en sangre.
En prematuros menores de 1.200 gramos, la PCT permite diagnosticar a tiempo la sepsis e iniciar una pauta que logre su supervivencia
«Esta situación ocurre sólo tres horas después de la infección, con lo que el marcador nos permite intervenir de manera muy precoz», señala Welte. El pico de la concentración se da entre las 6 y las 12 horas siguientes. En su investigación, el equipo de Welte examinó a 702 pacientes con un cuadro de infección respiratoria, que consultaron a un total de 45 médicos de familia (atención primaria). En 550 pacientes, se optó por calibrar los niveles de PCT, con un límite de anormalidad por encima de 0,25 ng/mL.
A las dos y a las cuatro semanas se reevaluó a los pacientes, con independencia de que se les hubiera tratado o no con antibióticos. Los resultados confirmaron una diferencia abismal en la evolución de las personas monitorizadas con PCT y quienes no pasaron por este proceso. En el primer grupo, hubo menos pacientes asignados a una pauta antibiótica que, además, resultó más eficaz para curar su patología pulmonar.
Sepsis en neonatos
En los pacientes recién nacidos, el tratamiento de una infección respiratoria es siempre complicado y requiere una estrecha vigilancia. «En la actualidad», asegura Welte, «la PCT es la mejor prueba para diagnosticar una sepsis (infección generalizada) neonatal, fácil de monitorizar y sin costes elevados». Añade que en casos de meningitis bacteriana es más específica, incluso, que el estudio habitual y, «en casos de herida, permite valorar de forma precoz la infección bacteriana añadida y evitar el uso profiláctico inadecuado de antimicrobianos».
En prematuros menores de 1.200 gramos, con la PCT se diagnostica a tiempo la sepsis y se comienza a administrar una pauta de antibióticos que permita la supervivencia de estos bebés que, de otra forma, fallecerían. La sepsis es la principal causa de mortalidad en la mayoría de unidades de cuidados intensivos pediátricos y neonatales. Cuando se inicia un tratamiento antibiótico apropiado, la mortalidad se reduce al mínimo y el choque séptico (estado grave que se caracteriza por presión arterial baja y mantenida, disminución de riego sanguíneo y oxígeno en los diferentes órganos a consecuencia de una infección y la sepsis secundaria) e insuficiencia orgánica múltiple disminuye más de la mitad.
La sepsis es un proceso complejo. Sin marcadores específicos, el pediatra está obligado a tomar una decisión a partir de los cuatro signos de inflamación que se dan tanto en población adulta como en niños y que son: fiebre o hipotermia, frecuencia respiratoria y frecuencia cardíaca altas, y niveles de leucocitos (glóbulos blancos) en sangre demasiado elevados o muy bajos. Estos signos de alarma, no obstante, también surgen ante infecciones provocadas por virus, tanto si afectan al sistema respiratorio como al resto del organismo. Esto hace que muchos facultativos se inclinen por iniciar un tratamiento antibiótico profiláctico, que resultaría innecesario.
Hasta hoy, se confiaba en algunas pruebas de laboratorio como el recuento de leucocitos (ayudan a combatir infecciones) y la proteína C reactiva, aunque con las limitaciones de ser pruebas inespecíficas de infección bacteriana. Se conocen otros marcadores de sepsis, como el factor de necrosis tumoral, las interleucinas y el interferón-gama, pero todavía no se utilizan de manera habitual en la práctica clínica.
La procalcitonina es una prohormona de la calcitonina, codificada según el genoma humano por el gen Calc-1. A su vez, esta prohormona proviene de un precursor llamado pre-procalcitonina (Pre-PCT). Tanto la Pre-PCT como la PCT registran niveles indetectables en la sangre de personas sanas, pero con la diferencia de que esta última aumenta cuando se desarrollan estados inflamatorios asociados a infecciones sistémicas graves, causadas sobre todo por bacterias, parásitos y hongos.
La PCT no se induce por la inflamación derivada de infecciones víricas o de etiología no infecciosa. Los expertos creen que la PCT se sintetiza en el hígado en respuesta al aumento de endotoxinas (componentes naturales producido por bacterias) y de citocinas (proteínas que regulan la función de las células) pro-inflamatorias. Sin embargo, las nuevas líneas de investigación buscan otros enclaves para su obtención, como algunas células neuroendocrinas del pulmón y del intestino, o los monocitos, un tipo de glóbulo blanco o leucocito de gran tamaño.