El tratamiento químico del cáncer, conocido como quimioterapia, salva muchísimas vidas. A pesar de ello, es poco específico y puede poner en riesgo órganos y tejidos sanos del paciente. Recientemente se ha dado un paso más en el conocimiento de cómo actúa la quimioterapia sobre el sistema nervioso central que servirá, aseguran los expertos, para diseñar terapias más seguras.
Los especialistas saben muy bien que una proporción, aunque pequeña, de pacientes a los que se les administra quimioterapia muestra síntomas adversos en sus funciones cerebrales, tanto durante el tratamiento como una vez terminado, incluso pasados varios años. Los pacientes suelen ser conscientes de que sus funciones cognitivas, incluida la memoria, empeoran cuando están recibiendo quimioterapia. Al principio, los médicos pensaban que se debía a factores como el estrés o la depresión que acompañan a menudo al cáncer.
Sin embargo, recientemente se ha demostrado que se trata de un efecto real de la enfermedad y de su tratamiento, explica la especialista Christina A. Meyers, en la revista «Journal of Biology». Lo que todavía falta por conocer mejor son los mecanismos que subyacen en estos casos de afectación neurológica, a corto y medio plazo tras la quimioterapia.
El 5-FU
Algunos estudios realizados en animales indicaban que resulta afectado el hipocampo, la parte del cerebro más relacionada con el aprendizaje y la memoria. Sin embargo, se ha visto que los pacientes de cáncer con síntomas de este tipo tienen problemas con los recuerdos y otros aspectos que tienen que ver más con funciones que residen en otras zonas del cerebro, como la materia blanca de la zona frontal.
Un agente comúnmente utilizado en cáncer de colon y de mama causa la muerte celular en algunos tipos de células cerebrales y daño en la mielina
Experimentos realizados por investigadores estadounidenses y publicados en la misma revista indican que un agente comúnmente utilizado en quimioterapia en casos de cáncer de colon y de mama para evitar la proliferación de las células cancerosas, el 5-FU, causa la muerte celular o apoptosis en algunos tipos de células cerebrales, y también produce daños en la mielina.
La mielina es la sustancia que recubre en forma de vainas las conexiones entre neuronas y permite la transmisión de los impulsos nerviosos por el efecto aislante que tiene. Los daños en la mielina se siguen produciendo una vez terminado el tratamiento, porque ya se ha desencadenado un proceso degenerativo, explican los científicos. Tanto Meyers como los investigadores que han hecho los experimentos creen que conocer el mecanismo de acción de los agentes de quimioterapia, y no sólo del ahora estudiado, es muy importante para elegir los tratamientos en cada caso y para intentar proteger el cerebro de sus efectos.
Proceso degenerativo
Los experimentos se realizaron sobre líneas celulares en laboratorio y también sobre ratones. En los ratones se observó un gran aumento temporal de la apoptosis en varias regiones del cerebro, que desapareció a los 56 días de la inyección de la sustancia. También se observó una menor proliferación celular en zonas del cerebro donde ésta se produce normalmente. En un experimento más detallado se constató el daño a la mielina, progresivo y continuo.
Los autores, liderados por Mark Noble, de la Universidad de Rochester (EE.UU.), indican que esta degeneración no está asociada a la inflamación o al daño vascular, ya observado con anterioridad a través de otros experimentos durante el tratamiento con el 5-FU, sino que parece indicar la existencia de un nuevo mecanismo de actuación. Se han realizado numerosos estudios en animales sobre los efectos de la quimioterapia y los resultados han sido dispares, aunque ya se va acumulando un valioso conocimiento sobre los efectos negativos.
Este último estudio complementa los anteriores al indicar un factor clave, el proceso degenerativo a medio plazo que afecta a la mielina. En pacientes, los datos indican que sufren efectos en las funciones cognitivas al menos un 15% de los tratados con quimioterapia. Durante el tratamiento se ven afectadas la capacidad de atención, la de aprendizaje y la velocidad de proceso de la información recibida. En otro estudio ya se constató que la mitad de los pacientes afectados durante el tratamiento seguía estándolo un año después de terminado éste. Otra investigación encontró efectos hasta cinco años después en algunos casos.
Imagen: Tim Snell
Dentro del arsenal de la quimioterapia disponible para el cáncer está utilizándose desde hace unos años el arsénico, veneno bien conocido, para tratar algunos tipos de leucemia. La utilización de compuestos de arsénico procede de la identificación, en 1992, del principio activo en una medicina tradicional china, que resultó ser precisamente un óxido de arsénico. Sin embargo, hasta ahora se desconocía (al igual que sucede con otros compuestos químicos utilizados en quimioterapia) su mecanismo de acción, según indica la revista “Nature Cell Biology”, que publica el primer estudio que desvela su complejidad.
Lo que han identificado los investigadores, de la Universidad de Dundee (Reino Unido) y París (Francia), es la enzima, fruto del tratamiento con arsénico, que a su vez prepara una proteína implicada en el cáncer para que se destruya. Al degradarse esa proteína se frena la enfermedad. Este hallazgo proporciona información crucial sobre el uso del arsénico y sus compuestos en la terapia contra el cáncer y podría ayudar al desarrollo de mejores tratamientos de este tipo.