Si no ha superado los 50 años cumple el primer requisito para ser donante de semen. España necesita más donantes para cubrir la actual demanda de parejas que optan por la inseminación artificial. Los donantes suelen ser hombres jóvenes, casi siempre universitarios y sin ningún problema de salud que, de forma totalmente anónima, acuden a los bancos a dar su semen. Pero no todos los que quieren donar pueden hacerlo. El control en las donaciones es muy riguroso y las clínicas rechazan la mitad de los candidatos por padecer alguna enfermedad genética o por su baja calidad seminal.
Donantes: entre 18 y 50 años
La Ley de Reproducción asistida española establece unas normas muy claras para poder ser donante de semen. En primer lugar, el candidato ha de tener entre 18 y 50 años, aunque en la práctica la mayoría de las clínicas de reproducción sitúan el límite de edad en los 35 años. El hombre que desea donar debe encontrarse en plena capacidad de obrar y mantenerse en un buen estado de salud tanto física como psíquica, así como no tener antecedentes familiares de trastornos genéticos o enfermedades hereditarias. Por último, es requisito imprescindible que el donante no haya generado ya seis descendientes o más por reproducción asistida o por métodos naturales.
No sólo se tiene en cuenta la salud del posible donante, también el aspecto físico y la personalidad quedan reflejados en su ficha. “Dentro del apartado referido a las características físicas, anotamos su talla, peso, color de pelo, de ojos, de piel y su aspecto físico general. Por otro lado, también tratamos de definir el carácter del donante, es decir, si es normal, nervioso, pasivo, etc.”, explica Alberto Pacheco, jefe del laboratorio de Andrología y Banco de Semen de la Clínica IVI de Madrid.
En cuanto al coeficiente intelectual, no se realiza una prueba expresa para determinar su grado. No obstante, Arantza López de Larruzea, médico del laboratorio de reproducción de la Clínica Quirón de Bilbao, explica que en la entrevista personal con el donante se puede ver si está dentro de la media. Además, “puesto que la mayoría son estudiantes, se da por hecho que tienen una inteligencia por lo menos normal”, afirma.
El proceso comienza cuando el voluntario se presenta en la clínica con el objetivo de donar su semen. Para ello, los hombres pueden acudir a cualquier centro de reproducción que tenga una unidad de Andrología y Banco de semen. Estas unidades, en las que se conserva el semen congelado para ser utilizado en el momento oportuno, se pueden encontrar tanto en centros privados como en hospitales públicos, donde cada vez es más frecuente la creación de un departamento para la donación de gametos.
El proceso de donación dura seis meses
En una primera cita personal, se informa al interesado de las condiciones que debe cumplir para ser elegido donante y de la duración del proceso de donación, que suele ser de unos 6 meses aproximadamente. Tras el primer encuentro, se inicia el proceso de selección, que tal y como detalla Pacheco tiene dos fases.
Fase primera:
Se les realiza un análisis de semen en el que se determinan diversos parámetros seminales:
- Concentración de espermatozoides por centímetro cúbico
- Movilidad
- Morfología
- Prueba de congelación a menos de 180 grados y posterior descongelación.
Si el resultado es positivo y se alcanzan los valores óptimos establecidos por la clínica, se pasa a la segunda fase y se les cita para un reconocimiento médico más exhaustivo.
Fase segunda:
Ese examen físico incluye las siguientes pruebas:
- Grupo sanguíneo
- Factor Rh
- Examen de sífilis
- Screening de hepatitis
- Marcadores de VIH
- Estudio para la detección de infecciones por toxoplasma, rubéola, herpes y virus citomegalovirus
- Determinación en semen y sangre de la presencia de otras enfermedades de transmisión sexual.
Aunque la normativa no exige hacer un estudio genético de los cromosomas, en algunas clínicas realizan el llamado estudio de Cariotipo para “ofrecer gametos con garantía”. “Es importante comprobar si los cromosomas son correctos porque a veces hay alteraciones que no se ven en el donante, pero pueden aparecer en la descendencia”, aclara la doctora López de Larruzea. Una vez superados todos estos análisis, se les cita para la firma de los documentos establecidos por la ley.
En el proceso de selección se rechaza a muchos de los donantes, en general alrededor del 50% de los que se presentan, aunque en algunos casos como la Clínica IVI de Madrid esa cifra supera el 80%. “Casi todos son rechazados por su baja calidad seminal, y en menor medida por padecer o ser portador de alguna enfermedad genética o de transmisión sexual”, explica el responsable del Banco de semen. Sin embargo, no es frecuente que se les rechace por la edad, ya que según reconocen en la Clínica Quirón de Bilbao, es muy raro que se presenten donantes mayores de 30 años.
La ley española determina que la donación es totalmente anónima, es decir, ni el donante puede conocer a qué persona va destinada su muestra ni la persona que la recibe puede conocer su identidad. “Sólo conoce del donante su características físicas y su grupo sanguíneo. No existe la posibilidad de que se conozcan entre ellos”, asegura Alberto Pacheco. De hecho, la elección del donante queda reservada al personal de la clínica, que seleccionará entre los donantes voluntarios al que mayor compatibilidad con los receptores presente. “En principio, se busca una compatibilidad del grupo sanguíneo, y después se intenta adaptar el perfil del donante y sus características físicas”, especifica el doctor.
Hace unas semanas se desató la polémica en Gran Bretaña por la aprobación de una ley que permitía a los hijos conocer la identidad de su padre, siempre que la concepción se hubiera producido a través de un banco de semen. Para la doctora de la clínica Quirón, “este tipo de noticias no ayuda en absoluto a solucionar la escasez de donantes. Yo creo que en España no va a ocurrir un hecho semejante porque si las donaciones de órganos son anónimas, las de semen y óvulos también deben serlo”. En Estados Unidos, sin embargo, existen bancos de semen donde se puede hacer selección a la carta. “Allí las parejas pueden decidir qué tipo de donante quieren, y eligen, por ejemplo, a un deportista de élite, un premio Nobel, etc”, comenta López de Larruzea.
Tres días de abstinencia sexual antes de donar
Una vez superadas las pruebas de selección comienza el proceso de donación. Los médicos exigen a los donantes entre tres y cinco días de abstinencia sexual previos a cada sesión para poder obtener muestras de semen de buena calidad. Lo habitual suele ser depositar una donación semanal durante 6 meses, es decir, un total de 24 donaciones. “Cada donante solicita día y hora para acudir semanalmente a la clínica. Las muestras se recogen en un bote estéril por masturbación en unas habitaciones acondicionadas, llamadas ‘salas de recogida de muestra’. Inmediatamente tras la recogida, la muestra se entrega al laboratorio y se deposita en el incubador hasta su procesamiento”, detalla Pacheco.
A continuación, la muestra se procesa según un protocolo de congelación y se conserva en unos contenedores de nitrógeno líquido hasta que pueda ser utilizada. La normativa actual obliga a almacenar ese semen durante al menos seis meses antes de usarlo, para poder garantizar la seronegatividad de VIH (virus del Sida) en ese tiempo, tras dos test serológicos distintos. Una vez concluido este período, se puede proceder a la inseminación artificial, que consiste en depositar espermatozoides de forma no natural en el aparato reproductor femenino con el fin de lograr una gestación.
Desde hace varios años, los médicos españoles vienen solicitando un mayor número de donantes de semen porque la demanda actual no se cubre con los existentes. A pesar de que el número de anuncios publicitarios en prensa y televisión se multiplicado, no son suficientes para captar jóvenes dispuestos a donar. Muchos se hacen donantes de forma voluntaria y desinteresada para ayudar a parejas estériles, aunque la compensación económica que reciben también es un aliciente. “A los donantes se les agradece su colaboración a través de la entrega de entre 30 y 40 euros semanales, como concepto de desplazamiento o por el tiempo y molestias ocasionadas, pero nunca por la donación en sí misma porque se considera un acto altruista” aclaran desde la clínica IVI de Madrid.
Seis embarazos por cada donante
De acuerdo a la ley, cada donante sólo puede fecundar a un máximo de seis mujeres. Esto se controla mediante un programa informático en el que se reflejan las gestaciones conseguidas con las muestras de cada donante, así como su identidad. Además, existe un registro nacional de donantes donde deben constar esos mismos datos. De esta forma se evita el fraude y que una misma persona pueda acudir a diferentes clínicas. Por otra parte, cada banco de semen está obligado a eliminar las muestras cuando han logrado seis embarazos con el mismo semen, y aunque no se haya utilizado, también se destruyen cuando han pasado más de cinco años desde su congelación.
A los bancos de semen también acuden hombres para congelar una muestra de su semen sin intención de donarlo. “Llegan personas que antes de recibir un tratamiento de quimioterapia o de someterse a una vasectomía, congelan su semen para preservar esa muestra para un posterior uso, pero nunca para donarlo a otras personas”, explica Alberto Pacheco.
En la actualidad, en los países industrializados se está produciendo un aumento de casos de esterilidad. En España este problema afecta aproximadamente al 15% de las parejas. Pero las personas estériles no son las únicas que recurren a los bancos de semen. Parejas heterosexuales con azoospermia (ausencia de espermatozoides), parejas con posibilidad de transmisión de trastornos de origen genético o enfermedades contagiosas al usar el semen conyugal, o parejas que no comparten el mismo grupo Rh, lo que puede crear problemas de compatibilidad en el feto, también acuden a estos centros. Con este método, también las mujeres sin pareja que quieren tener un hijo encuentran una manera efectiva de cumplir sus deseos.