Entrevista

Juan Carlos Lacal Sanjuán Departamento de Biología Molecular y Celular del Cáncer del Instituto de Investigaciones Biomédicas «Alberto Sols» (CSIC)

«La oncología seguirá el mismo camino que las enfermedades infecciosas»
Por Angela Boto 24 de julio de 2006
Img JCL

Juan Carlos Lacal es profesor de investigación del CSIC (Madrid) y dirige el departamento de una especialidad científica de reciente aparición a la que se le ha asignado un nombre muy gráfico y con mucho movimiento, el laboratorio de oncología traslacional. También preside la Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer (ASEICA).

Podría explicar qué es la oncología trasnacional?

Viene del término inglés y se refiere a la investigación que está justo en la frontera entre la investigación básica [en líneas celulares y animales] y la clínica [en pacientes]. Es todo lo que hace que los pacientes puedan beneficiarse de los avances que se hacen en el conocimiento básico y viceversa.

Quiere decir que los especialistas que tratan directamente al paciente están en contacto con los investigadores básicos y les aportan ideas?

En los últimos años, se ha visto la necesidad de crear grupos multidisciplinares a trabajar conjuntamente. Los clínicos nos transmiten los problemas que les preocupan en el día a día de su labor asistencial. En el pasado, los básicos hacíamos nuestra investigación para aumentar el conocimiento a nivel bioquímico o celular, pero no nos preguntábamos si tenía una aplicación directa a un tipo de pacientes. El paso entre lo que nosotros descubrimos y la aplicación directa a un grupo de pacientes es lo que ha surgido con mucha fuerza con la oncología traslacional.

Siempre sorprende que haya un grupo entero de investigadores trabajando sobre una sola proteína.

«El cáncer es una enfermedad genética, pero en realidad no es una sola enfermedad»

La biología es muy complicada. Con la descripción del genoma humano parecía que habíamos cubierto un hito fundamental. Muchos advertimos que no era más que el comienzo de una nueva era, pero que realmente no aportaba las soluciones sino que ofrecía conocimiento sobre las técnicas. Han pasado unos años y tampoco hemos descubierto la pólvora. Seguimos trabajando, ahora tenemos más herramientas, tenemos más facilidad para llegar a un conocimiento más profundo, pero nos queda muchísimo por desarrollar. El cáncer es una enfermedad genética, pero en realidad no es una sola enfermedad. Probablemente son más de 200 diferentes. Para cada una es necesario ahondar en el conocimiento, descubrir el escenario clínico: cómo tenemos que combatirla, con qué herramientas contamos, qué estrategias tenemos que diseñar. Muchas veces el tratamiento será a la carta y tan específico que muchas veces tendrá éxito para curar un tipo de cáncer, pero será absolutamente inútil en otro tipo.

Es decir que de algún modo también se hace investigación a la carta.

Sí, ahora el oncólogo molecular es receptivo a los problemas que surgen en la clínica que antes estábamos nos expuestos a ellos y por tanto, no conocíamos. Antes éramos muy ignorantes de la enfermedad. Éramos expertos en rutas de señales, en proteínas concretas, en mutaciones concretas, pero éramos muy ignorantes de cuál era el problema al que el oncólogo se enfrentaba día a día.

Su visión de la evolución de los tratamientos en oncología es muy positiva, pero otros investigadores no tienen la misma opinión. Creen que se ha avanzado muy poco en los últimos 30 años.

Desde que se identifica un fármaco hasta que se lleva a la fase clínica [a los pacientes] pasan muchos años y ahora estamos teniendo los primeros éxitos de moléculas que han surgido de esta nueva forma de enfrentarse a la oncología. La inmensa mayoría de los fármacos más habituales hoy en día son compuestos que cuando se descubrieron no sabíamos que hacían. Desde hace cuatro años aproximadamente se están viendo los primeros fármacos que han sido diseñados directamente a la carta. Esta idea llevada al contexto clínico se ha demostrado que funciona. Pero los tumores que tienen una gran capacidad para adaptarse, generan resistencias. La buena noticia es que ya se han podido desarrollar moléculas para tratar a los pacientes cuando eso ocurre.

Serían los llamados fármacos de segunda generación. ¿No es una especie de camino sin fin, pero que no logra hacer crónica la enfermedad?
PATENTES MADE IN SPAIN

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En laboratorio de Lacal se ha identificado una molécula muy importante en el desarrollo de tumores, pero el hallazgo no se ha quedado ahí. Continuaron los trabajos para encontrar también que estrategias podían para la acción tumoral de la mencionada molécula. De este modo, no sólo han identificado una familia de potenciales fármacos, sino cuatro diferentes. En estos momentos, se encuentran en la fase de elegir la más adecuada para continuar la experimentación y que el año que viene llegue a los pacientes. «Es uno de los pocos ejemplos en España en el que hemos hecho todo: descubrir el objetivo y desarrollar las armas antitumorales», explica Lacal.

Sin embargo, Lacal ha abierto otra importante vía más en el terreno de la explotación del conocimiento científico. «Hemos creado una empresa que se encarga de generar patentes y traspasarlas a industria farmacéutica». De modo que si una compañía está interesada comprará los derechos y podrá fabricar y comercializar el tratamiento.

Este tipo de procedimiento es bastante habitual en EE UU, pero en España es muy poco habitual. «Es una forma de potenciar que se haga investigación aplicada, oncología traslacional, en temas que tienen una proyección clínica muy relevante y que si no podrían quedarse quedar en artículos de investigación más o menos buenos, pero que no trascienden al paciente».

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