La enfermedad neumocócica es una de las causas más frecuentes de mortalidad en niños y mayores. Incluso cuando se supera, las secuelas acostumbran a ser graves. Las vacunas para evitar la enfermedad son esenciales desde hace años y parece ser que han funcionado. Sin embargo, una nueva cepa resistente de “Streptococcus pneumoniae”, inmune a casi todos los medicamentos utilizados en pediatría, ha ganado la batalla a la vacuna que había reducido en picado el número de infecciones infantiles. La remodelación de esta inoculación, relativamente joven, es ahora imprescindible.
Desde finales de los noventa, las vacunas para la enfermedad neumocócica se han ido aplicando generalmente a la población menor de cinco años o en la tercera edad. Su eficacia se demostró después de dos años de administrarse, cuando se había logrado ya reducir en un 80% el porcentaje de infecciones. Sin embargo, sobre todo en EE.UU., han saltado las alarmas tras las cifras preocupantes provocadas por la aparición de una nueva cepa de «Streptococcus pneumoniae» (pneumococo) perteneciente el serotipo A19.
«Es una gran preocupación», asegura Bernard Beall, miembro de Centers for Disease Control and Prevention estadounidense. A finales del año pasado año, la revista JAMA (Journal of the American Medical Association) ya publicaba un artículo alertando del problema. Michael Pichichero, de la Universidad de Rochester en Nueva York (EE.UU.) planteaba la preocupación sobre la posible aparición de una cepa bacteriana intratable farmacológicamente y que causaba otitis media aguda (OMA) en niños.
Aunque la otitis media es una infección en cierta medida no tan grave y en ese momento se trató con implantes o fármacos para adultos, más preocupantes son otras infecciones también provocadas por la variedad A19, como la meningitis o la neumonía. Desde 2001, las tasas de éstas y otras enfermedades neumocócicas invasivas han aumentado a más de diez niños afectados por cada 100.000, cuando antes las cifras rondaban en dos de cada 100.000. Y este incremento también se ha dado entre personas de edad avanzada.
Vacuna insuficiente
La mayoría de infecciones actuales vienen provocadas por versiones de la enfermedad que la vacuna no cubre
La vacuna neumocócica conjugada heptavalente (VNC7) se comercializó en EE.UU. en febrero de 2000 y en España en junio de 2001. Como su nombre indica, abarca siete serotipos distintos de neumococo, y los estudios realizados en España afirman que la vacuna alcanza una cobertura del 83% de los serotipos que producen enfermedad invasora y del 85,4% sobre los responsables de OMA. El nombre comercial en España es «Prevenar».
El caso es que, según los expertos estadounidenses, «Prevenar» no cubre esta nueva cepa tan letal de «Streptococcus pneumoniae». Investigaciones recientes demuestran que la mayoría de infecciones actuales vienen provocadas por versiones de la enfermedad no cubiertas por la vacuna, y la cepa A19 lidera de largo el ranking.
Los fabricantes de la vacuna, Wyeth, aseguran estar trabajando ya en un nueva versión del fármaco que incluirá, además, cinco variedades más de serotipos. Lo más probable es que aún quede un largo trecho para que este nuevo fármaco se comercialice. Una vez se haya demostrado que protegería contra la enfermedad neumocócica, deberá pasar todos los procesos para su aprobación (seguridad y efectividad). Asimismo, se tendrá que determinar si los más pequeños que hayan recibido la vacunación con «Prevenar» deberán volver a vacunarse.
Recomendaciones
A propósito de un articulo en la revista «Pediatric Infectious Disease Journal» sobre la vacunación con VNC7, la revista C@P de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria hace referencia a la reacción de las autoridades sanitarias españolas ante la comercialización de «Prevenar». Éstas publicaron un informe desfavorable del fármaco por su teórica no adecuación a los serotipos circulantes en España. De hecho, se había recomendado no incluirla en el calendario sistemático infantil. Aun así, la vacuna es todavía ampliamente indicada por la mayoría de pediatras españoles.
No obstante, ahora hay estudios realizados en centros españoles que parecen dar la razón a las autoridades sanitarias españolas. Investigadores del Hospital San Juan de Dios, en Barcelona, publicaron a principios de 2008 un artículo, publicado en «Clinical Infectious Diseases», donde mostraban un incremento de la enfermedad invasora en menores de dos años durante el periodo de 2002-2006, comparado con el de 1997-2001, previo a la introducción de la vacuna.
Antes o después de la vacuna
Los serotipos de neumococo siguen ciclos naturales en los que están más y menos presentes. La idea de que las vacunas quizás amplifican la tendencia natural del serotipo ronda por la cabeza de muchos investigadores desde hace ya muchos años. Es por este motivo que el crecimiento tan notable del A19 ha puesto en duda la eficacia de las vacunas en este sentido.
Ron Dagan, presidente de la Sociedad Europea de Enfermedades Pediátricas, opinaba en el V Congreso de la Sociedad Española de Infectología Pediátrica que el aumento del «A19 puede haberse potenciado en parte por la vacunación, porque podría formar parte de los serotipos de reemplazo, pero también por la acción de la resistencia antibiótica«. Y es que en algunos países, como en España, el crecimiento acelerado de esta variedad de serotipo se dio después de la vacunación. Lo mismo que en EE.UU.
Los expertos estadounidenses dudan de que sea la propia comercialización de «Prevenar» la que haya provocado el aumento feroz del serotipo A19. Investigadores de GlaxoSmithKline, industria que está introduciendo su propia vacuna, afirmaron recientemente que el serotipo A19 creció en Bélgica de 2001 a 2004, momento en que la vacunación por neumococo aún era escasa. Resultados del mismo tipo se extraen de China, Corea del Sur o Israel.
Imagen: United States Department of Health and Human Services
La enfermedad neumocócica es una de las causas más frecuentes de mortalidad en niños y mayores de 65 años, especialmente en países en desarrollo, donde ocasiona cada año la muerte de más de un millón de menores. El “Streptococcus pneumoniae” vive generalmente en la nariz y el cuello, en la mayoría de casos sin consecuencias y ni mucho menos son peligrosas todas las 91 variedades conocidas de serotipos de la bacteria. Ocasionalmente, a menudo por una simple infección viral, el pneumococo llega a la sangre y provoca la enfermedad.
Las enfermedades provocadas por esta bacteria pueden ir de leves a muy graves. En el primer caso, se trata de enfermedades no invasoras como neumonía no bacteriémica, otitis media aguda, sinusitis, mastoiditis, conjuntivitis, vulvovaginitis o meningitis no bacteriémica. En el segundo caso, los síntomas y consecuencias son mas graves, tratándose entonces de enfermedades invasoras, como infecciones generalizadas en todo el organismo, meningitis, osteoartritis, celulitis, endocarditis (inflamación del tejido interior liso del corazón) o peritonitis (inflamación de la membrana que limita el abdomen y recubre los órganos abdominales), entre otras
El débil sistema inmunitario de niños y personas de edad avanzada los hace más vulnerables a sufrir este tipo de enfermedades. De hecho, el pneumococo afecta principalmente a niños de menos de un año de vida que, en caso se superar la enfermedad, pueden sufrir secuelas neurológicas o sordera.