La leche materna es un alimento muy completo y nutritivo. Sus beneficios para el bebé durante sus primeros meses de vida son notables: proporciona los nutrientes que necesita para su crecimiento y desarrollo y se adapta a su función digestiva. Para la madre también aporta numerosos beneficios. Uno de ellos es la disminución del riesgo de cáncer de mama y de ovario. Hace años también se barajaba la hipótesis de que la leche materna podría ser efectiva en la lucha contra el cáncer en adultos. El artículo explica en qué consisten los estudios y si en realidad beber leche materna “cura” el cáncer.
La suposición de que las células cancerígenas aisladas podrían disminuir en contacto con la leche humana empezó a cobrar vida en 1992, cuando una estudiante de Inmunología de la Universidad de Lund (Suecia) observó este descenso. Desde entonces, numerosas investigaciones se han centrado en determinar cómo se produce esta destrucción de las células y qué componente lácteo es el que lo provoca. De hecho, tres años más tarde, en 1995, se descubrió que si se modificaba la alfa-lactoalbúmina de la leche materna se inducía la muerte de las células tumorales. A este complejo se lo denominó HAMLET, las siglas inglesas de Human Alpha-lactalbumin Made Lethal to Tumor cells. A partir de ese momento, se ha avanzado en las investigaciones para determinar si esto en realidad es así.
HAMLET contra las células tumorales
Desde hace algunos años se publican estudios acerca de HAMLET y de su capacidad de destruir, in vitro, células cancerosas. Un trabajo científico divulgado en Advances in Cancer Research (2003) aseguraba que HAMLET mataba las células tumorales mediante un mecanismo similar a la apoptosis, pero dejaba intactas las células completamente diferenciadas. Esta investigación ponía de manifiesto que limitaba la progresión de ciertos tipos de neoplasia, como los glioblastomas (que se producen en el cerebro o en la médula espinal), y eliminaba también los papilomas de la piel. Esta amplia actividad antitumoral incluía más de 40 linfomas y carcinomas diferentes y se proponía explorar esta proteína como un enfoque novedoso para la terapia tumoral.
Beber leche materna no elimina directamente las células cancerígenasEn 2008, otro artículo afirmaba que la leche materna asociada al ácido oleico presentaba actividad citotóxica. En la misma línea, en 2010, otra publicación de la revista de la Federation of European Chemical Societies (FEBS J.) apuntaba que la alfa-lactoalbúmina humana hecha letal para las células tumorales (HAMLET) y la lisozima equina con ácido oleico (ELOA) son complejos que consisten en proteínas y ácidos grasos que exhiben actividades citotóxicas, que difieren drásticamente de la actividad de sus respectivos compuestos proteicos.
Otra investigación, realizada por expertos de la Universidad de Lund (Suecia), ha conseguido combatir células tumorales, sobre todo en el cáncer de vejiga y colon. Los expertos se han centrado en el papel de la lactoalbúmina, una proteína de la leche materna. Los expertos aseguran que en pacientes con cáncer de vejiga la reducción de los tumores a través de la orina en tiempos cortos ha sido evidente. También aseguran que el tamaño de los tumores cambia. Todo ello les impulsa a seguir investigando en este campo. En el caso del cáncer de colon, los estudios hechos en ratones de laboratorio muestran una disminución del tamaño del tumor en un 60%. El objetivo de los expertos suecos es desarrollar fármacos que permitan disminuir el riesgo de tumores en personas vulnerables o que tengan antecedentes familiares.
¿Beber leche materna cura el cáncer?
La respuesta es no. HAMLET es el resultado de una modificación que se realiza en el laboratorio de un componente de la leche materna; si no se cambia, la destrucción no se produce. Debe tenerse en cuenta que, en el caso de los resultados con el cáncer de vejiga, la lactoalbúmina se varió en una concentración diez veces superior a como se encontraría de manera natural en la leche natural. Los resultados se dan no con la ingesta de leche materna, sino con la administración de una sustancia modificada, concentrada y mediante jeringa. Por tanto, la leche materna no elimina directamente las células cancerígenas.
La lactancia materna es una de las mejores opciones de proporcionar todos los nutrientes que necesita el neonato. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses y mantenerla hasta los dos años con la alimentación complementaria.
Entre los beneficios para los niños alimentados con leche materna está el menor riesgo de sufrir alergias, infecciones respiratorias y digestivas y enfermedades dermatológicas. También demuestran ventajas para los adultos amamantados de niños, que tienen menos riesgo de sufrir diabetes tipo 2, sobrepeso u obesidad. Los beneficios para la mujer también son evidentes: mejor recuperación postparto y adelgazamiento más efectivo con una dieta equilibrada y ejercicio.