Cesárea ¿sí o no? La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece una tasa anual del 10%-15% de partos por cesárea como cifra ‘normal’. Sin embargo, en muchos hospitales y clínicas privadas españolas esta cifra supera el 25%. Ante esta práctica, cada vez más habitual, muchos especialistas aconsejan meditar acerca de los inconvenientes de dar a luz mediante cesárea en los casos en los que no sea estrictamente necesario. Aunque está comprobado que esta intervención quirúrgica permite salvar la vida del bebé, también conviene recordar, tal y como subrayan los médicos, que como toda operación conlleva un mínimo riesgo de mortalidad como consecuencia de la anestesia, de posibles hemorragias e infecciones y de cara a futuros embarazos. Por esta razón, algunas asociaciones aconsejan seguir una serie de recomendaciones que ayudan a conseguir una cesárea respetuosa tanto con la madre como con el bebé.
¿Cuándo es conveniente?
“Toda mujer tiene derecho a una atención prenatal adecuada y un papel central en todos los aspectos de dicha atención, incluyendo participación en la planificación, ejecución y evaluación de la atención”, informa la Organización Mundial de la Salud. Aunque el nacimiento es un proceso normal y natural, la edad cada vez más tardía en la que las mujeres dan a luz hace que incluso en los llamados ’embarazos de bajo riesgo’ puedan presentarse complicaciones. Los especialistas aseguran que es en estos casos cuando se debe realizar una intervención que permita obtener el mejor resultado tanto para la madre como para su recién nacido. Así es como la inducción -intervención médica que puede acabar en cesárea- se ha convertido en una práctica habitual en muchos centros hospitalarios. En algunos, el número de intervenciones se ha elevado por encima del 15% anual recomendado por la OMS.
No obstante, como asegura el doctor José Ramón de Miguel, del Hospital Marqués de Valdecilla de Santander, “la medicina mejora, los hospitales mejoran y se diagnostican antes los problemas materno-fetales. Hoy en día la mujer posterga la maternidad y cuando una mujer se queda embarazada a los 35 años o más, la situación no es la misma que a los 22. Además, hay mujeres que requieren reproducción asistida y estos embarazos tienen más complicaciones y pueden necesitar que se les practique una cesárea”.
La cesárea es, por tanto, una operación de cirugía mayor abdominal en la que se realiza un corte en el abdomen y en el útero de la madre para extraer el bebé, en lugar de que éste salga por la vagina, como ocurre en los partos naturales. Como toda operación, conlleva un riesgo de mortalidad materna superior al parto vaginal y puede condicionar el futuro reproductivo de la mujer por un mayor riesgo de complicaciones en sucesivos embarazos. “De todas formas, también es cierto que cada vez son más seguras”, comenta Ibone Olza, médico psiquiatra, cofundadora de la Asociación El Parto es Nuestro y coautora, junto a Enrique Lebrero, del libro ‘¿Nacer por cesárea’?.
La indicación de que se lleve a cabo una cesárea recae en el obstetra y son varios y distintos los motivos por los que está recomendada la práctica de una cesárea, “no así la contraindicación”, explica Mariángeles Fernández, secretaria de la Asociación Andaluza de Matronas. Una afirmación que corrobora el doctor De Miguel, quien opina que la recomendación de realizar una cesárea viene dada por indicaciones maternas, fetales o mixtas y se puede indicar durante el embarazo o parto. “Se decide practicar una cesárea durante embarazo si hay riesgo de que el parto se inicie y la mujer ya ha tenido dos cesáreas anteriormente, o cuando la placenta se desprende. Y se realizará una cesárea intraparto o durante el parto siempre que la posición del feto no sea correcta, en el caso de que la mujer tuviera la pelvis estrecha o si hubiera algún peligro de que se alterara el bienestar del bebé.
De hecho, los médicos aquí consultados aseguran que es difícil detallar con exactitud el número correcto de cesáreas que se deben practicar al año en un hospital. “Lo que hay que hacer es buscar la fórmula correcta, ni excederse ni quedarse corto, porque hay mujeres que necesitan que se les practique una cesárea para sobrevivir y para que viva su bebé. Se debe tener en cuenta que las cesáreas pueden suponer restricciones para la mujer en sus embarazos, ya que pueden limitar su capacidad reproductora. Una mujer puede sufrir dos o tres cesáreas, pero no podría tener 10 hijos mediante cesárea”, aclara el doctor Txanton Martínez-Astorquiza, jefe de la sección de Obstetricia del Hospital de Basurto en Bilbao.
Posibles complicaciones
La mortalidad materna en la cesárea se puede deber a complicaciones de la propia intervención o de la anestesia. Entre las complicaciones más graves se encuentran:
- Las hemorragias, “que en ocasiones hacen que sea necesario extirpar el útero, como única forma de detener el sangrado imparable”, explica Olza.
- Las trombosis o embolias.
- Las infecciones.
- Complicaciones de tipo quirúrgico.
En opinión de Olza, éstas son complicaciones frecuentes, de ahí su gravedad. “Además de este riesgo, hay que tener en cuenta que perder el útero o tener que permanecer ingresada en la UCI son situaciones dolorosas que pueden dificultar el inicio del vínculo con el bebé o la lactancia”, advierte.
En el caso de los bebés, los riesgos más complicados pueden son los siguientes:
- Síndrome de distress respiratorio: “Es el problema más importante del recién nacido antes de tiempo, ‘parto pretermino’. Se trata de un bebé con un pulmón inmaduro que le puede ocasionar graves secuelas. Por esta razón es muy importante que el parto no se produzca antes de la 34 semana, para poder conseguir así un pulmón fetal más maduro”, comenta el doctor De Miguel.
- Taquipnea transitoria. Se conoce también con el término de ‘pulmón húmedo’. Suele producirse cuando el bebé nace antes de la semana 37 y consiste en la dificultad del bebé para expulsar el líquido alojado en los pulmones, lo que le provoca dificultad para respirar. Es una patología leve y transitoria.
- Prematuridad iatrogénica: Se utiliza este término cuando un niño es prematuro por culpa de los médicos. “Uno de los casos más comunes es que se le haga una cesárea a la madre en la semana 37, cuando en realidad se encuentra de 34 semanas (puede haber errores en las fechas de parto). A consecuencia de ello, el bebé nace prematuro, respira mal y tiene que ser trasladado a la UCI”, relata Ibone Olza.
- Laceraciones: Pequeños cortes o heridas superficiales. “En un 2% como mínimo de las cesáreas se corta al bebé”, advierte Olza.
Con todo, hay situaciones -se dan en menos del 5% de los partos- en las que es absolutamente necesario hacer una cesárea:
- Cuando el cordón umbilical aparece en la vagina antes que el bebé.
- Siempre que haya un desprendimiento de la placenta antes o durante el parto.
- Si hay un mal posicionamiento fetal: el bebé está transversal, de nalgas o con presentación de cara.
- Si la madre presenta una cardiopatía descompensada u otras enfermedades graves.
Ibone Olza afirma que la inducción del parto sólo debería realizarse ante estas complicaciones. De hecho, “cuando son necesarias, las cesáreas salvan vidas de madres y niños, y las ventajas superan los riesgos de la intervención. Pero cuando la cesárea es innecesaria, los riesgos para la madre y el niño son evitables”, subraya.
Todos los especialistas consultados en la elaboración de este reportaje coinciden en afirmar que el parto natural sigue siendo la opción más recomendable. Así lo expresa el doctor José Ramón de Miguel, quien alerta de que una cesárea no es algo baladí. “No se puede hacer en cualquier momento ni por expreso deseo de la mujer. Hoy en día hay mujeres que la solicitan, pero aún son pocas. Con aquellas que la solicitan se habla y se les pide que expongan sus motivos. La cesárea tiene que tener una indicación médica, tiene que ser evaluada. No puede ser un capricho”, asegura. No se debe obviar en ningún momento que “el nacimiento es algo natural, a veces nos volvemos intervencionistas, provocando distocias -partos dolorosos- innecesarias”, añade Fernández, desde la Asociación de Matronas.
Consejos
Pese a los riesgos intrínsecos de una operación de estas características existen una serie de consejos y acciones que ayudan a conseguir una cesárea respetuosa tanto con la madre como con el bebé. Algunos de ellos son, según la Asociación ‘El parto es nuestro’, los siguientes:
- Hablar con los médicos sobre el tipo de anestesia, sutura y atención al bebé una vez que nazca.
- Pedir a los doctores que expliquen lo que sucede a cada instante durante el parto.
- En la mayoría de las ocasiones la intervención se puede realizar con anestesia epidural. No hay ningún motivo real para que el padre o algún familiar no acompañen a la madre.
- Cuando se precise utilizar la anestesia general, aún es más importante la presencia del padre en el nacimiento, así él podrá recibir al bebé y contar los detalles de la intervención a la madre.
- Solicitar que todos los goteros e instrumentos sean colocados en un solo brazo, lo que permitirá tener el otro brazo libre para abrazar a al bebé y darle de mamar.
- Pedir que bajen la sábana que aísla el campo operatorio, en el momento en que sale el bebé para poderlo ver.
- Se puede amamantar mientras cosen la herida de la cesárea. No hay ningún inconveniente y todo son ventajas.
- Después de la cesárea, mientras se está en la clínica, es muy bueno permanecer largos ratos con el bebé piel con piel sobre el pecho desnudo.
Además, se deben desterrar algunos falsos mitos; no es cierto que si el primer parto se realiza mediante cesárea los siguientes no pueden ser por vía vaginal. El doctor José Ramón de Miguel aclara que está demostrado que salvo que se repitan los motivos de la primera cesárea, o salvo que ya hubiese dos cesáreas, una mujer tiene un 70%-75% de posibilidades de dar a luz vaginalmente con éxito. El riego de que se pudiera abrir la incisión anterior es aproximadamente del 1%. Por supuesto, se deberá hacer una valoración clínica, pero nosotros recomendamos el parto vaginal si no existe riesgo materno-fetal añadido”.