Los adultos que tienen síntomas de depresión crónica o que se agrava con el tiempo tienen más probabilidades de desarrollar diabetes tipo 2 a partir de los 65 años, han hallado investigadores de EEUU. El nuevo estudio indica que la depresión por sí sola, y no factores como el sobrepeso o el estilo de vida, bastan para desencadenar la diabetes en algunas personas mayores.
Primero viene la depresión y luego la diabetes, aunque no siempre, han encontrado los científicos. La relación de la depresión con la diabetes ya se había planteado con anterioridad y parece tener raíces bioquímicas. El nuevo estudio, más amplio y completo que los anteriores, parece confirmarlo. «Esto quiere decir que los médicos deben tomarse muy en serio los síntomas depresivos en las personas mayores por la probabilidad de que desarrollen diabetes», ha señalado Mercedes Carnethon, directora del estudio.
La irritabilidad y la dificultad para conciliar el sueño son algunos de los síntomas que, cuando muestran gravedad, se relacionan con el riesgo de desarrollo de diabetes tipo 2. Hasta ahora, señalan los autores del nuevo estudio, esta relación se basaba en datos proporcionados por los mismos enfermos una sola vez, lo que se considera una base débil para poder establecer una correlación entre diabetes y depresión.
Asociando factores
Al seguir durante más de 10 años a un grupo de 4.681 personas, con una edad media de 72,7 años, que no tenían diabetes al inicio del estudio, se han corregido los defectos de trabajos anteriores. Cada año, durante 10 años, se evaluaron en los participantes 10 síntomas de depresión, entre ellos los relacionados con la sensación de alegría o tristeza, la irritabilidad, la ingesta de calorías, la concentración mental y el sueño, ha informado la Universidad Northwestern de Chicago, a la que pertenece Carnethon. La intensidad de los síntomas se reflejó en una escala de cero a 30, en la que el ocho o una cifra superior indicaba una alta intensidad.
La teoría es que el culpable de la diabetes en las personas deprimidas es el alto nivel de una hormona del estrés, el cortisol
También se recogieron datos sobre las características sociales y demográficas de los participantes, sus medidas clínicas incluyendo la altura y el peso, e información sobre el uso de medicación que indicaría la aparición de la diabetes. La calificación media de los síntomas depresivos al principio del estudio fue de 4,5 y un quinto de los participantes tuvo una calificación de 8 o superior. En los 10 años siguientes, subió la calificación en casi la mitad de los participantes y 234 individuos desarrollaron diabetes. La prevalencia de la diabetes fue mayor entre aquellos participantes cuya calificación era de 8 o superior.
Esta asociación de la depresión con la diabetes no se pudo explicar cuando se tuvieron en cuenta otros factores de riesgo para esta enfermedad, entre ellos la actividad física, el hábito de fumar y el índice de masa corporal. «Sabemos que el sobrepeso y la obesidad son los factores principales de riesgo para la diabetes y la mayor parte de las personas con diabetes tipo 2 tienen sobrepeso o son obesos», recuerda Carnethon. «Sin embargo, después de ajustar los datos teniendo en cuenta el índice de masa corporal, seguimos viendo una asociación residual entre depresión y diabetes».
Causa bioquímica
Para intentar explicar la causa bioquímica de esta asociación, los investigadores midieron el nivel en la sangre de una proteína relacionada con la inflamación, ya que las personas deprimidas suelen tener un alto nivel de inflamación, pero no obtuvieron resultados concluyentes. Así que la teoría ahora es que el culpable de la diabetes en las personas deprimidas es el alto nivel de una hormona del estrés, el cortisol.
Este alto nivel puede hacer disminuir la sensibilidad a la insulina y aumentar los depósitos de grasa en la cintura, que constituyen un factor de riesgo para la diabetes. La insulina permite que la glucosa entre en las células del cuerpo para ser utilizada como combustible, explican los científicos. En situaciones de estrés o depresión (y alto nivel de cortisol), las células del páncreas segregan menos insulina para permitir que el cuerpo disponga de glucosa suficiente en el torrente sanguíneo.
«Cuando estás deprimido o estresado tu cuerpo trata de mantener la glucosa en el torrente sanguíneo porque lo necesita como energía instantánea, así que bloquea la acción de la insulina e incluso puede producir más glucosa porque cree que la necesita», explica Carnethon. El estudio se ha publicado en Archives of Internal Medicine y sus autores creen que el mismo fenómeno se puede dar adultos deprimidos de menor edad que los participantes en él.
Se estima que en los países occidentales un 6% de los mayores de 65 años sufre de depresión o enfermedades relacionadas con este trastorno y un 15,3% tiene diabetes, establecer la relación entre las dos enfermedades se considera importante para el mantenimiento de la salud de este sector de la población. Existen factores de riesgo genéticos para la diabetes tipo 2.
Hasta ahora se han identificado 10 variantes genéticas que se asocian con la susceptibilidad a este trastorno que afecta a más de 200 millones de personas en el mundo. Una de ellas, curiosamente, está en una región del cromosoma 11 en la que no se ha identificado ningún gen. Recientemente, un amplio estudio en la población de Islandia ha permitido encontrar una nueva variante genética que aumenta el riesgo de diabetes tipo 2 cuando el individuo tiene dos copias de ella, lo que le hace producir un 20% menos de insulina.