En el mercado se dispone de una amplia variedad de productos para el acné, pero ninguno de ellos tiene resultados del todo satisfactorios. Por eso, es una buena noticia el desarrollo de una nueva terapia basada en virus que atacan de forma natural a las bacterias que lo causan. Esto abre una nueva posibilidad para el abordaje de esta afección que, lejos de ser una pesadilla solo de la pubertad, cada vez es más común entre los adultos. De hecho, varios estudios recientes señalan que personas mayores de 25 años, sobre todo mujeres, sufren a menudo y de forma reiterada lesiones características del acné. En este artículo se describe una nueva terapia con virus, que promete acabar con el acné y, también, cómo el estrés, los trastornos hormonales y el tabaco favorecen su desarrollo más allá de los 25 años.
Virus contra el acné
Un grupo de científicos estadounidenses ha encontrado lo que podría suponer el final del acné. Se dice que la solución de un problema siempre está muy cerca del mismo y esto es lo que hicieron un grupo de investigadores de la Universidad de Pittsburg en colaboración con la Universidad de California. Los expertos aislaron de la piel de pacientes con y sin acné diferentes virus que se encuentran de forma natural y luego los secuenciaron, dando con 11 candidatos que servirían como agentes terapéuticos.
Fumar agrava el acné preexistente y es un factor desencadenante en personas predispuestas
Estos virus reciben el nombre de «fagos» y atacan solo a bacterias, de modo que son inocuos para los humanos. Lo que les hace especiales es su capacidad de generar una proteína (enzima) que rompe la pared celular bacteriana y, por tanto, causa la muerte de la bacteria. Además, son virus muy específicos que, al contrario de los antibióticos, solo atacan a un pequeño grupo de bacterias, en este caso, las responsables del acné.
Por otro lado, los autores del trabajo encontraron que estos virus son muy parecidos entre ellos y comparten un 85% de similitud en su secuencia de ADN, hecho muy poco común. Esto es positivo porque reduce de manera considerable la probabilidad de desarrollo de cepas de bacteria resistentes. En resumen, los fagos serían un excelente agente terapéutico.
Los autores del trabajo, que ha sido publicado en fechas recientes en la revista de la American Society for Microbiology, explican que el descubrimiento plantea dos estrategias distintas: por un lado, se podría utilizar el virus entero como agente terapéutico y, por otro, se podrían aislar algunos de sus componentes y utilizarlos según sus propiedades.
El acné después de la adolescencia
El acné es una afección inflamatoria de la piel, por norma general transitoria, y que afecta sobre todo a los adolescentes. Se manifiesta en forma de granos en la cara, pecho y espalda y está provocada por una secreción excesiva de sebo. El sebo es la grasa que la piel secreta de forma natural para mantener un estado óptimo de hidratación, pero su exceso, generado por los cambios hormonales de la pubertad, puede causar el taponamiento de los poros que facilita la infección. La bacteria Propionibacterium acnes, que vive de manera natural en la piel de las personas, es la responsable de la infección cuando se cruza con un poro obstruido.
Pero el acné no es solo un problema de adolescentes. Un grupo de dermatólogos de la Universidad de Nantes, en Francia, ha establecido la diferencia entre el juvenil y el sufrido por los mayores de 25 años, sobre todo mujeres. Este acné es una variedad que se caracteriza por la presencia de depósitos de grasa en capas más profundas de la piel; en el caso del juvenil, el sebo se coloca en la capa más externa. Otra distinción es que, mientras que en la adolescencia las lesiones se distribuyen en forma de «T» (frente, nariz y mentón), en los mayores surge en forma de «U» (ángulos mandibulares y alrededor de la boca). Por otra parte, las lesiones del acné en la madurez son más profundas y difíciles de tratar.
Los científicos hallaron que más de la mitad de mujeres mayores de 25 años sufre esta afección dermatológica. Lo paradójico es que en la mayoría de los casos, las afectadas ya habían resuelto este desorden durante la adolescencia, aunque también descubrieron casos de mujeres que nunca habían tenido problemas durante la pubertad.
Los científicos creen que la causa primera del desarrollo del acné es el estrés, ya que las mujeres adultas con más propensión son las que cumplen cargos profesionales con más peso. Los autores explican que el estrés hace que el organismo femenino libere más hormonas masculinas y, por ello, la piel genera una sobreproducción de grasa que favorecen esta afección dermatológica.
Los trastornos hormonales también pueden ser los responsables de su aparición tardía y no es raro que las mujeres que lo padecen manifiesten otros síntomas como ciclos menstruales irregulares, aumento de vello e, incluso, pérdida de pelo.
El tabaco es otra de las causas que provocan acné, sobre todo en mujeres. Fumar agrava el preexistente y es un factor desencadenante en personas predispuestas.
A pesar de ser un problema que afecta a un gran número de personas, el acné todavía no dispone de un tratamiento que sea eficaz.
En el Centro de Dermatología de la Universidad de Nottingham (Reino Unido) realizaron una revisión de los productos para tratarlo que hay en el mercado. Esta investigación quedó lejos de encontrar el tratamiento definitivo, ya que observaron que, de los casi 50 productos disponibles en las farmacias, casi todos tenían lagunas en su efectividad. Esto podría justificarse por la escasa información comparativa entre los distintos medicamentos, así como por el desconocimiento de las causas principales de su desarrollo; y, como consecuencia, también hay interrogantes en la manera de abordar la enfermedad.