Un chip que examina la evolución del cáncer de mama en pocos minutos o el análisis del ADN de células tumorales de un recién nacido para hallar cómo éstas son capaces de burlar el sistema inmunológico del ser humano. Estos son algunos de los nuevos descubrimientos que arrojan un poco de luz al misterio del cáncer. Gracias a los avances en biomedicina, biotecnología y bioquímica, se está cada día más cerca de hablar de esta patología como una enfermedad del siglo XX.
Chip para el cáncer de mama
En el tratamiento y superación del cáncer el tiempo es vital. Sin embargo, algunos métodos de detección resultan lentos y laboriosos. Es el caso de un tipo de cáncer de mama que está directamente relacionado con el nivel hormonal de la glándula mamaria y requiere tratamiento con inhibidores de secreción de estrógenos y progesterona (hormonas sexuales). Para evaluar la evolución de la paciente, es necesario conocer el nivel hormonal del tejido mamario con relativa frecuencia. Además, se requiere una extracción de cantidades importantes de tejido mamario -un procedimiento doloroso- y un análisis posterior en el laboratorio, una cuestión que prolonga aún más el diagnóstico.
Pero parece que la solución está cerca: un grupo de científicos de la Universidad de Toronto (Canadá) ha desarrollado un nuevo procedimiento para la detección del nivel de estrógenos durante el tratamiento contra el cáncer de mama, que permitirá a los oncólogos evaluar con mayor facilidad y rapidez la evolución del tumor. Los resultados del trabajo han sido publicados en la revista «Science Translational Medicine».
La detección hormonal mediante el chip permitirá un tratamiento más preciso para el cáncer de mama
El nuevo sistema para la detección hormonal tiene el tamaño de una tarjeta de crédito y ofrece los resultados pocos minutos después de la extracción de una pequeña cantidad de tejido mamario. Su funcionamiento se basa en el análisis de una muestra mediante un proceso de purificación y separación de la parte hormonal. Para ello, se analiza de manera digital el movimiento de pequeñas muestras líquidas del tejido impulsadas por una corriente eléctrica.
Este proceso permite un análisis más rápido y fácil, de modo que el diagnóstico se agilizará y se podrán obtener muestras de tejido con más frecuencia. Eso implicará que el seguimiento del tratamiento sea mucho más preciso y, a su vez, más sencillo. Aaron Wheeler, bioingeniero y uno de los autores del trabajo, señala que la nueva tecnología es importante por dos motivos fundamentales: «En primer lugar, porque es compatible con muestras muy pequeñas, lo que permitirá sustituir los mecanismos de análisis convencionales, sean de tejidos o de fluidos. Pero además, porque es el primer dispositivo que permite trabajar con muestras sin tratar, lo que se traduce en un paso rápido entre la extracción del tejido y la obtención del resultado».
Noha Mousa, otra autora de la investigación, cree que el chip será muy útil en varios campos de la salud de la mujer. Ambos científicos comparten esperanza e ilusión y señalan que en unos cinco años podría estar disponible un producto basado en esta tecnología.
De madre a hijo
Aunque poco frecuentes, se conocen algunos casos en los que se han hallado células cancerígenas procedentes del tumor de una madre en el organismo de su hijo. No obstante, hasta la fecha no había evidencias sólidas acerca de este fenómeno ni de cómo las células tumorales podían atravesar la placenta materna y burlar el sistema inmune del feto. En la revista «Proceedings of the National Academy of Sciences» (PNAS), miembros del Instituto de Investigación del Cáncer en Surrey (Reino Unido) han publicado un estudio en el que se analiza el caso de una joven japonesa de 28 años que murió de leucemia y poco después su hija, de sólo 11 meses, desarrolló la misma patología.
Un análisis genético reveló que las células tumorales de ambas pacientes tenían un origen común (las líneas celulares compartían una misma secuencia genómica denominada BCR-ABL1). Al analizar muestras de sangre del parto que habían sido almacenadas por un procedimiento de rutina, se constató que la niña ya tenía las células cancerígenas en el momento de su nacimiento. Otro análisis del ADN mostró que las células tumorales carecían de la información genética procedente del padre. Con estos datos se pudo determinar que el cáncer había viajado de la madre al feto y no en sentido contrario.
El descubrimiento más importante del estudio realizado por el Instituto británico de Investigación del Cáncer fue que las células tumorales halladas en el organismo de la criatura carecían de una secuencia de ADN específica que codifica el HLA (Human leukocyte antigen) o sistema de histocompatibilidad. Es el complejo encargado de la identificación y eliminación de las células que no son propias del organismo. Este mismo causa los problemas de rechazo en los trasplantes. La ausencia en las células del cáncer de estos indicadores de histocompatibilidad es la clave para explicar cómo el tumor ha sido capaz de atravesar la placenta y anidar en el feto. Ayuda a comprender mejor cómo las células tumorales son capaces de esquivar el sistema de defensa del organismo humano.
Mel Greaves, investigador del trabajo, recuerda que sólo se han dado una docena de casos como éste y que la probabilidad es muy baja. Explica que se trató de inmediato, y con éxito, al bebé japonés, que sigue con vida. Greaves recuerda que, en la ciencia, los fenómenos más extraños y curiosos pueden, a menudo, ayudar a comprender mejor el funcionamiento del mundo.