Los resultados de los experimentos en animales realizados por un grupo de científicos de la Universidad de Granada (UGR) han revelado el poder terapéutico de la melatonina, una hormona producida de forma natural por el organismo, a la hora de frenar la muerte celular en la enfermedad de Parkinson.
La muerte celular se encuentra en la base de enfermedades degenerativas como el Parkinson y partiendo de esta base, el grupo de Darío Acuña Castroviejo, del Departamento de Fisiología de la UGR, estudia los mecanismos que intervienen en este proceso, relacionando la muerte de las células con daños en la mitocondria, su fuente de energía.
En experimentos con animales y cultivos celulares, los científicos han comprobado que la melatonina, una hormona que se produce en todos los órganos del cuerpo humano, puede proteger a las células de los ataques que provocan su muerte, así como prevenir la disfunción mitocondrial que en ellas se produce.
Reacción en cadena
Tras varios años de trabajo, este equipo de científicos ha observado que la muerte celular está relacionada con el aumento de óxido nítrico y radicales libres en la mitocondria de la célula. Nuestro organismo produce estas sustancias de forma natural, pero cuando sus niveles son excesivos se convierten en tóxicas. Cuando una célula muere, libera óxido nítrico y radicales libres, que, a su vez, pueden atacar a otras células del cerebro.
Así, se puede desencadenar una reacción inflamatoria en cadena que, en el caso del Parkinson, sería la responsable del deterioro de la sustancia negra. Esta parte del cerebro modula el movimiento a través de una serie de conexiones, que se regulan mediante una sustancia neurotransmisora, la dopamina. Por eso, al ser afectada por el Parkinson aparecen problemas motores.
Los investigadores de la UGR creen que el proceso inflamatorio está en la base del daño mitocondrial que sufren las células de la sustancia negra, por lo que «si se evitara el daño mitocondrial se podría evitar la muerte celular», resume Acuña. La solución podría venir de la mano de la melatonina.
Los científicos de la Universidad de Granada han descubierto que la mitocondria puede almacenar unas 300 veces más melatonina de la que existe en la sangre. Esta hormona «es capaz de inhibir la producción de óxido nítrico en la mitocondria en estos procesos inflamatorios neurodegenerativos», indica Darío Acuña. «Las expectativas terapéuticas de la melatonina son enormes», concluye.