Científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han desarrollado una vacuna contra la Leishmaniosis visceral, que previene la infección en los perros en el 60% de los casos, según datos provisionales obtenidos en fase de ensayo.
La Leishmaniosis, en sus dos variantes, cutánea y visceral, es una enfermedad extendida en todo el mundo que, además de afectar a animales -30% de los perros en ciertas zonas españolas-, la padecen 15 millones de personas, con dos millones de casos nuevos al año, según datos del CSIC.
En su variante cutánea, el mal produce úlceras; mientras que en la forma visceral, endémica en el sur de Europa, ataca especialmente al bazo y al hígado, y en este caso, se transmite por la picadura de un insecto, el flebótomo, y desemboca en una muerte dolorosa de los animales infectados.
Vicente Larraga, director del equipo de científicos, define el hallazgo como «vacuna recombinante» que utiliza dos vehículos, los cuales han de ser inyectados o instilados en el perro siguiendo un orden. «En primer lugar, debe inyectarse un plásmido con un gen extraído de la bacteria Leishmania que expresa la proteína específica LACK, y en segundo lugar, se inyecta el propio virus», explica Larraga.
Superadas las etapas de experimentación «in vitro» y con ratones, y a tan sólo un año de concluir la investigación, el equipo del CSIC ha probado la vacuna en 45 de los 400 perros con los que trabajará para obtener resultados estadísticamente fiables. En los resultados preliminares ha conseguido un 60% de efectividad frente a la infección, así como un 80% frente a los signos clínicos de la Leishmaniosis visceral.
Larraga dice que éstos son «los mejores resultados obtenidos hasta ahora en el plano internacional», más aún porque la efectividad de la vacuna se corrobora prácticamente con cada nuevo animal tratado.
Debido a que el perro es el huésped principal del parásito Leishmania, si se evita que la enfermedad afecte a estos animales, se reducirá su incidencia en humanos, cuyas únicas vías de contagio son por picadura del flebótomo o por inyección.
Los mosquitos transmisores de Leishmaniosis son especialmente activos durante las noches de junio y a finales de septiembre, y pueden liberar hasta 900 de estos parásitos.