Entrevista

José Manuel Guía Torrent, presidente de la Sección de Cardiología Pediátrica y Cardiopatías Congénitas de la Sociedad Española de Cardiología

Se debe limitar al mínimo el número de niños cardiópatas que no practican deporte
Por Clara Bassi 28 de septiembre de 2010
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Imagen: CONSUMER EROSKI

Nacer con una cardiopatía congénita no es sinónimo de inactividad física. El deporte, lejos de estar contraindicado en estos pequeños pacientes, se debe fomentar para evitar el sedentarismo y favorecer la capacidad funcional del corazón. Siempre tras recibir la orientación de un cardiólogo y con ciertas precauciones si se sigue un tratamiento con anticoagulantes o fármacos diuréticos, muchos de los afectados pueden y deben practicar deporte, aunque sin sobrepasar ciertos límites y sin competir, explica José Manuel Guía Torrent, presidente de la Sección de Cardiología Pediátrica y de Cardiopatías Congénitas de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y cardiólogo pediátrico del Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca, de Murcia.

¿Cuántos niños nacen con una cardiopatía congénita en España?

La tasa de incidencia es general en todo el mundo. Se estima que afecta a ocho de cada mil nacidos vivos. Esto supone que en España nacen 4.500 niños al año con una enfermedad congénita del corazón.

¿Qué pronóstico tienen los afectados?

“En España nacen 4.500 niños cada año con una enfermedad congénita del corazón”

Cerca de una tercera parte tienen un pronóstico muy bueno, ya que padecen cardiopatías benignas y pueden realizar una vida considerada normal, sin necesidad de ningún tipo de tratamiento. Otra tercera parte tiene un pronóstico bueno y quizá necesitarán tratamiento con cirugía médica o un cateterismo. Alrededor de otro 30% conformaría el grupo de cardiopatías complicadas, que no significa que todos tengan mal pronóstico, sino que necesitan ciertos cuidados, además de cirugía (reintervenciones) y un seguimiento a largo plazo.

¿Cómo será su futuro?

El escenario de los afectados ha cambiado mucho en los últimos 30 años. Llegan a adultos cerca del 85% de los niños con cardiopatías congénitas. De ahí que aumente la población adulta que necesita algún tipo de seguimiento en unidades para adultos o en unidades combinadas de cardiología pediátrica y de adultos.

¿A qué se debe esta mejora en las tasas de supervivencia?

“El sedentarismo infantil pasa factura en la edad adulta en forma de enfermedad coronaria o de infarto”

Han influido mucho las técnicas diagnósticas de la imagen, como la ecocardiografía, que primero era bidimensional y ahora es tridimensional, y la ecocardiografía fetal, que nos permite conocer entre la semana 12 y 14 de gestación si hay algún problema cardiaco. También han mejorado mucho las técnicas quirúrgicas, los cuidados preoperatorios y postoperatorios en unidades de cuidados intensivos (UCI) y los tratamientos con cateterismo, que evitan la necesidad de realizar una cirugía. En conjunto, todo esto ha propiciado que la supervivencia aumente de forma considerable.

Se cree que las cardiopatías congénitas y el deporte son incompatibles. ¿Es cierto?

No, siempre se ha intentado que los niños en fase de crecimiento y que necesitan hacer ejercicio, lo hagan. Pueden y deben hacerlo. La mitad de los afectados, sin demasiados problemas, pueden realizar ejercicio físico sin limitaciones. Hay grupos de niños que necesitan estudios más específicos para realizar algún tipo de actividad recreativa, senderismo, natación o ciclismo, pero pueden practicar deporte siempre que no sea de competición. Se debe limitar al mínimo el número de niños cardiópatas que no practican deporte.

Estos deportes que ha citado, ¿son los más indicados para los niños con cardiopatías?

“La mitad de los afectados, sin demasiados problemas, puede realizar ejercicio físico sin limitaciones”

En general, son recomendables los deportes dinámicos, como el senderismo y el ciclismo, de grupo, como el fútbol, el baloncesto y el balonmano, que también pueden practicar el resto de ciudadanos, o la carrera continua. Todos ellos son los más indicados para cualquier grupo de población.

¿Hay algún deporte que esté contraindicado?

Cuando los niños padecen cardiopatías moderadas o graves, es mejor que no practiquen actividades estáticas, como la halterofilia (levantamiento de pesas). En general, pueden hacer deporte, pero sin competir.

¿Cuáles son los beneficios del deporte en estos enfermos?

Además de que el organismo de los niños está en formación y crece rápidamente, el deporte aumenta su desarrollo motor, fomenta la flexibilidad y el equilibro y, como en el resto de la población, evita el sedentarismo. Este último es la plaga más importante desde el punto de vista de la cardiología, no sólo en niños cardiópatas, sino en toda la población infantil. Los niños pasan demasiado tiempo sentados debido a su afición a los videojuegos o al uso del ordenador, cuando necesitan practicar ejercicio. No cabe duda de que este mal hábito, que pasa factura en la edad adulta en forma de enfermedad coronaria o de infarto, tiene una base muy asentada en la población infantil. La falta de ejercicio y los malos hábitos alimentarios conducen a la obesidad, diabetes y la enfermedad cardiológica del adulto, de forma que, tanto en los niños con cardiopatías congénitas como en los sanos debemos favorecer la actividad física y evitar el sedentarismo.

Además de estos beneficios, ¿el ejercicio mejora la función del corazón?

“La base de la enfermedad cardiaca en el adulto radica en unos malos hábitos que se establecen desde la infancia”

El ejercicio físico continuado sirve de entrenamiento, incluso si el niño tiene algunas limitaciones pero no sobrepasa ciertos niveles, mejorará su forma y tendrá una mayor capacidad funcional. Si desarrolla un programa de entrenamiento continuado, el corazón se acostumbra a ese trabajo y funciona mejor siempre que, insisto, no se excedan determinados límites. A largo plazo mejora la capacidad funcional tanto en niños como en adultos.

¿Le gustaría añadir algún mensaje?

Diría que hoy en día conocemos muy bien que la base de la enfermedad cardiaca en el adulto radica en unos malos hábitos que se establecen desde la infancia. Para combatirlos, se debe seguir una alimentación adecuada, basada en la ingesta de fruta, verduras y pocas grasas animales, junto con actividad física desde la infancia para evitar el sedentarismo. Una mala alimentación y la falta de actividad no sólo afectan a la cardiopatía congénita, sino que conducen a la cardiopatía en la edad adulta.

FÁRMACOS PARA EL CORAZÓN Y DEPORTE
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Imagen: First Baptist Nashville

Muchos niños con cardiopatías no precisan ningún tratamiento. No obstante, éste es indispensable en patologías moderadas o graves. Antes de practicar deporte, todos ellos necesitan una orientación del cardiólogo respecto al deporte que pueden realizar. Su reconocimiento se basa en una prueba de esfuerzo para estudiar la capacidad funcional del corazón y detectar si hay algún problema o limitación con la realización de un determinado tipo de ejercicio, así como la mayor o menor intensidad a que está sometido, según indica José Manuel Guía Torrent.

En el caso de los niños con prótesis valvulares, que siguen tratamientos anticoagulantes, están contraindicados los deportes de contacto donde es fácil sufrir sangrados, ya que en estos pacientes podrían ser más abundantes, advierte el especialista.

En los pequeños que siguen una terapia con fármacos diuréticos, que les hace orinar más, hay que tener en cuenta las épocas más calurosas, ya que sudan más cuando practican ejercicio y disminuye la cantidad de líquido en el organismo. “Por eso hay que favorecer la hidratación”, señala Guía Torrent.

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