En la IV Conferencia sobre Prevención, Tratamiento y Patogénesis del VIH celebrada recientemente en Sydney, se hicieron públicos datos que podrían señalar la circuncisión masculina como una estrategia de prevención frente a la epidemia del SIDA, ya que hombres no sometidos a esta intervención tienen más de doble de posibilidades de contraer el virus. Sin embargo, hoy por hoy, los expertos alertan que se está perdiendo la partida contra el sida, pues mientras que una persona recibe tratamiento, seis se infectan.
Imagen: WHO
«La circuncisión reduce en un 60% la transmisión del virus del sida de mujeres a hombres y podría evitar en 10 años, 2 millones de nuevas infecciones y 300.000 muertes en África subsahariana», aseguró el experto Robert Bailey ante el pleno de la IV Conferencia sobre Prevención, Tratamiento y Patogénesis del VIH, organizada por la International AIDS Society. Bailey, quien desde 1995 investiga la circuncisión masculina como estrategia de prevención, indicó que los hombres no sometidos a esta intervención tienen dos veces y media más posibilidades de contraer el virus.
Actualmente existe un creciente interés mundial sobre la posible protección que proporcionaría la circuncisión masculina frente a la transmisión del VIH. Este interés ha venido marcado por tres ensayos que demostraron que la circuncisión redujo la adquisición del VIH entre un 48% y un 61% entre hombres de Kenia, Uganda y Sudáfrica.
Efecto protector de la circuncisión
En uno de los trabajos, un equipo de investigadores kenianos y estadounidenses, examinó la relación entre circuncisión y nuevas infecciones por VIH en los trabajadores de una gran plantación de té en un pueblo de la provincia Rift Valley de Kenia. Durante tres años, y en periodos de seis meses, fueron seguidos un total de 2.801 trabajadores adultos de entre 18 y 55 años de edad. El 80,4% de los hombres estaba circuncidado (la mayoría por métodos tradicionales y una pequeña parte por trabajadores sanitarios). Tras dos años de seguimiento, hubo 30 nuevas infecciones por VIH (17 en hombres circuncidados y 13 en no circuncidados).
Ahora se cuestiona si la circuncisión masculina, que reduce un 60% la transmisión del VIH de mujer a hombre, podría ser efectiva entre hombres homosexuales
Las tasas de incidencia de VIH en dos años fueron 0,79 para los hombres circuncidados y 2,48 para los hombres sin circuncidar, lo que corresponde a un cociente de riesgo estadísticamente significativo. Incluso, tras ajustar las variables de riesgo de contraer el virus sociodemográficas y de comportamiento, el efecto protector de la circuncisión siguió siendo significativo. Los resultados han sido publicados recientemente en Journal of Acquired Immune Deficiency Síndromes.
A pesar de que la circuncisión masculina ha mostrado ser eficaz en la reducción de la transmisión del VIH de mujer a hombre, se cuestiona si esta intervención podría ser eficaz en otras poblaciones, como la de los hombres homosexuales. Un estudio realizado sobre 1.427 hombres homosexuales inicialmente sin VIH, de los cuales el 66% estaba circuncidado, no reveló diferencias en la incidencia de infección por VIH entre circuncidados o no. Además de esta cuestión, aún quedan algunas dudas por resolver respecto a la eficacia y seguridad de la circuncisión. Una de ellas es el efecto protector de la circuncisión masculina tradicional según el método utilizado y la cantidad de tejido eliminado.
Objetivo prioritario de la OMS
La lucha contra la infección por el virus del sida es uno de los ocho objetivos prioritarios de salud que se ha marcado la Organización Mundial de la Salud para el principio de este milenio. En septiembre del 2000, la adopción de la Declaración del Milenio de las Naciones Unidas fue suscrita por 189 países, dando lugar a una hoja de ruta en la que se establecen los objetivos para alcanzar en el 2015. Desde el año 1981 en el que se documentaron los primeros casos de SIDA hasta la actualidad, la historia de la infección ha dado un giro sorprendente. Gracias a los nuevos fármacos antiretrovirales, se ha pasado de una infección con una elevada tasa de mortalidad a una patología crónica.
En los próximos años no se prevén grandes cambios a nivel farmacológico. El tratamiento actual mantendrá su eficacia, intentando reducir el problema de las resistencias que el virus desarrolla, que actualmente es uno de los grandes retos. Probablemente, la mayor novedad será el uso de combinaciones fijas de fármacos que reduce el número de comprimidos con la consiguiente mejora del cumplimiento. La esperada vacuna contra el VIH todavía tardará en llegar y es poco probable que se encuentre disponible antes del 2010.
A pesar de los avances, todavía hay muchos pacientes sin tratamiento; según la OMS, solo el 28% de los pacientes seropositivos a nivel mundial recibe tratamiento, y únicamente un 10% de las mujeres embarazadas afectadas están siendo tratadas para impedir la transmisión vertical. Pese al incremento en el número de pacientes que reciben tratamiento contra el sida en los países desarrollados, la balanza sigue descompensada y por cada afectado que recibe medicación seis más se contagian. Éste fue el argumento central en torno al cual el doctor Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de EEUU, centró su ponencia en la conferencia organizada por Australia-AIDS.
La epidemia del SIDA continúa su avance y ya afecta a unos 40 millones de personas. En 2006, cerca de tres millones de personas fallecieron como consecuencia de enfermedades relacionadas con el SIDA. El año pasado se produjeron 4,3 millones de nuevas infecciones, de las cuales el 65% correspondieron a África Subsahariana. Siendo África el epicentro de la epidemia del sida, la circuncisión practicada de forma universal sería una potente arma en la lucha contra el virus. «Uno de los desafíos es cómo extender la circuncisión de manera segura y persuadir a los líderes de los diferentes países de que va a ayudar a sus poblaciones», explicó Bailey durante una conferencia de prensa.
«La circuncisión no es sólo un procedimiento quirúrgico. Está ligado a una compleja red de prácticas culturales y religiosas y de creencias», agregó el experto, quien cree que no es fácil para los políticos posicionarse a favor de la circuncisión en países donde no se practica tradicionalmente. La circuncisión masculina se remonta aproximadamente a 2.300 años antes de Cristo. Su origen se ubica en Egipto y tal vez sea el procedimiento quirúrgico más antiguo. Actualmente, alrededor del 30% de la población masculina mundial está circuncidada, el 67% del total en África. La mayoría de las circuncisiones se deben a motivos religiosos y una pequeña parte a causas médicas (fimosis). Algunos países africanos ya están considerando cómo implementar la circuncisión como política de prevención del VIH, según la orientación ofrecida por la OMS.