Millones de personas consumen sin saberlo niveles nocivos de arsénico en el agua, según investigadores británicos. La contaminación del agua con este elemento químico se produce de forma natural y representa un gran riesgo para la salud.
Un estudio presentado en la reunión anual de la Real Sociedad Geográfica del Reino Unido en Londres advierte de que el problema es mayor de lo que se pensaba, ya que la contaminación acuática por arsénico afecta a 137 millones de personas en más de 70 países. El consumo prolongado de agua rica en arsénico es peligroso para la salud. En poblaciones que ingieren agua potable contaminada por este elemento se han observado patologías de la piel, pulmonares, neurológicas o vasculares, además de varios tipos de cáncer.
Peter Ravenscroft, del departamento de Geografía de la Universidad de Cambridge, explicó durante la presentación del estudio que un elevado número de personas está expuesto sin saberlo a niveles inseguros de arsénico en el agua que beben. El problema afecta especialmente a las regiones más pobres del planeta, como el sur de Asia (sudeste y sudoeste), las zonas occidentales de América Central y del Sur y algunas regiones de África. Bangladesh es el país que más contaminación sufre, donde cientos de miles de personas pueden morir víctimas de cánceres de pulmón, vejiga y piel causados por el arsénico, según Ravenscroft. Las consecuencias se multiplican en las zonas de actividad agrícola y ganadera, ya que el tóxico, presente en la naturaleza en rocas sedimentarias y volcánicas, se incorpora en la cadena alimenticia a través de plantas y animales.
Según los parámetros de la Organización Mundial de la Salud, 10 partes por 1.000 millones (ppb) de arsénico en suministros de agua es un límite seguro. Sin embargo, casi 140 millones de personas consumen agua que supera este umbral y 57 millones están expuestos a niveles de más de 50 ppb.