¿Qué es el síndrome postvacacional?
Aunque no es una entidad clínica, se define el síndrome postvacacional como un estado de ánimo pasajero asociado a la preocupación, uno más de los desajustes que se producen en el organismo cuando la realidad no se adapta a las expectativas. Si se puede tipificar o no como una enfermedad, es una cuestión en la que los expertos no se ponen de acuerdo. A favor están quienes creen que una enfermedad es cualquier problema que afecta a la salud de un individuo (en la esfera física, emocional o social) y, en consecuencia, a su calidad de vida. Y, en contra, los especialistas que aseguran que el síndrome solo es un estado de ánimo pasajero y breve durante la adaptación a la vida activa.
A pesar de la controversia, los datos disponibles señalan que el síndrome postvacacional afecta a alrededor del 41% de los trabajadores. A pesar de que hasta ahora no se le ha dado demasiada importancia, debido al ajetreo de la vida moderna, parece que este proceso de readaptación hace mella en el conjunto de la población, sobre todo entre los trabajadores menos resilientes y que tienen una menor tolerancia a la frustración ya que, según los expertos, no saben gestionar de forma eficaz los cambios. Lo mismo ocurre con aquellos que disfrutan de largos períodos vacacionales, ya que un hábito tarda aproximadamente 21 días en implantarse, por lo que quienes dedican más de tres semanas a sus vacaciones son más propensos a sufrirlo.
Después de las vacaciones, el retorno a la realidad
Las vacaciones suponen un cambio importante y brusco que, por lo general, suele ser placentero. Al concluir el periodo de descanso estival y retomar la actividad laboral, hay que enfrentarse a la realidad y algunas personas pueden sentir ansiedad y depresión. Además, conviene tener en cuenta que a las personas con trastornos psiquiátricos les puede costar más adaptarse que a otras, igual que sucede a quienes son más vulnerables y sensibles.
Por ello, no conviene planificar en exceso la salida o la vuelta de las vacaciones. Las personas que quieren siempre controlar todo deben procurar cerrar cualquier asunto laboral unos días antes del inicio del periodo de descanso. Por otro lado, quienes comienzan a sentirse desgraciados mucho antes de regresar a la rutina tienen que centrarse en disfrutar del momento.
Las personas afectadas por el síndrome postvacacional requieren un tiempo de adaptación, que oscila entre 24 horas y un mes. El abanico de señales es muy extenso y variado. Los síntomas pueden ser los siguientes:
- Fatiga
- Irritabilidad
- Astenia
- Tristeza
- Apatía
- Ansiedad
- Insomnio
- Dolores musculares
- Náuseas,
- Palpitaciones
- Taquicardias
- Sensación de ahogo
- Problemas de estómago
Pero los especialistas avisan de que no hay que alarmarse; sentir cansancio durante los días siguientes a la vuelta es, en general, un malestar transitorio. Cuando el estado de desánimo persiste durante más de dos semanas, habría que consultar con el médico.
Cuando a las señales citadas se añaden agotamiento progresivo, desmotivación para el trabajo y cambios repentinos del estado de ánimo, con sentimientos de tristeza cercana a la depresión, pena o angustia, es posible que la razón esté en el trabajo en sí. Esta situación se relaciona con el «síndrome del quemado» o «burnout».
A los niños también les cuesta adaptarse al curso escolar
En septiembre llega también el inicio del colegio y las actividades extraescolares. Cumplir de nuevo un horario estricto puede afectar a los niños cuyos padres también padecen síndrome postvacacional. La Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) y la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) ofrecen información dirigida a los pequeños y a sus progenitores, para facilitar su adaptación a esta nueva etapa en el colegio.
Los especialistas facilitan una serie de recomendaciones:
- ✅ Animar a los niños a retomar los hábitos y los horarios escolares, varios días antes de empezar el curso. Así se favorece una adaptación progresiva a los cambios y se evita el retorno brusco a la rutina.
- ✅ Madrugar es el aspecto más difícil. Para que no sea así, los expertos proponen un reajuste progresivo de la hora a la que se despiertan los pequeños hasta que, dos o tras días antes de empezar el curso, hayan asumido el nuevo horario.
- ✅ Acostarse antes. Es útil que cada día se acuesten un poco antes, para que descansen las horas necesarias.
- ✅ Transmitir una actitud positiva. Después de un verano en el que prima el ocio, con pocas obligaciones, el paso a actividades menos lúdicas y que precisan un esfuerzo mayor resulta difícil para los menores: nuevas asignaturas, profesores, amigos y, en algunos casos, cambio de centro educativo o de ciclo. Los expertos afirman que es más fácil afrontar con éxito este periodo si padres y educadores transmiten una actitud positiva.
- ✅ No cargarles de actividades extraescolares. Los pediatras recomiendan que se ajusten a la edad, la capacidad y los gustos del niño para que no se sientan sobrecargados. Hay que ser conscientes de que necesitan tiempo para descansar y distraerse de las tareas diarias.
- ✅ Proporcionarles seguridad. Durante los primeros días de colegio, los especialistas insisten en que es importante transmitirles confianza y seguridad, a la vez que se les pide esfuerzo y colaboración para fomentar la autoestima. Con todo, el periodo de readaptación suele durar unas dos semanas. Si este tiempo se alarga, hay que tranquilizar a los pequeños para que, poco a poco, recuperen su propio ritmo.
- ✅ La prevención, la mejor estrategia contra el síndrome postvacacional. La prevención es el mejor remedio para esquivar el síndrome postvacacional.
Prevención, sigue estas recomendaciones:
- 👉 Regular horarios los días previos al inicio de la actividad laboral y dormir más horas durante las primeras jornadas de regreso al trabajo.
- 👉 Regresar un día o dos antes del final del periodo de descanso para favorecer una recuperación progresiva de los hábitos y entrar en rutina.
- 👉 Concentrarse en los aspectos positivos. La vuelta al trabajo es una ocasión para retomar las relaciones con los compañeros o las actividades de ocio que se practican a lo largo del año.
- 👉 Tras los excesos veraniegos conviene evitar las comidas pesadas, adaptarlas a la rutina del trabajo y beber mucha agua.
- 👉 También se pueden practicar disciplinas que ayudan a relajarse, como yoga o meditación. Los especialistas insisten en que se deben asumir estas molestias originadas únicamente por un cambio en la rutina diaria que implica el retorno a las responsabilidades cotidianas. Por eso es importante adoptar una actitud positiva.