La depresión se expande de forma silenciosa y peligrosa por los países desarrollados. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en 2020 será la primera causa de incapacidad laboral. Además, para esa fecha se convertirá en la tercera causa de morbilidad, tras las enfermedades coronarias y los accidentes de tráfico.
La tristeza, el abatimiento, la sensación de que la vida no tiene sentido son síntomas de un problema común en toda Europa, donde cuatro de cada diez habitantes han sufrido al menos un trastorno del estado de ánimo a lo largo de su vida. En el caso concreto de España, la depresión afecta a uno de cada diez habitantes (entre cuatro y cinco millones de personas) y es ya la segunda causa de baja laboral.
No obstante, se observan notables diferencias entre países. Según datos proporcionados por el psicólogo Gualberto Buela-Casal, la prevalencia media de los trastornos depresivos es de un 8,56% sobre la población total. España, afortunadamente, se sitúa a la cola del ránking, en el que sobresalen los países nórdicos.
Se detectan también diferencias tanto de género como de edad y nivel socioeconómico. La prevalencia de la depresión es mayor en mujeres que en hombres (45% frente a un 55%, respectivamente), y afecta más a pacientes viudos y divorciados que a casados y solteros. Dos de cada diez ancianos que se encuentran hospitalizados padecen depresión, así como el 27% de los pacientes que acuden a las consultas de Atención Primaria.