Las personas obesas o con sobrepeso podrían recuperarse de la aterosclerosis de la carótida si, además de perder cantidades moderadas de peso y mejorar su presión sanguínea, siguen una alimentación baja en carbohidratos, en grasas o que sea fiel a los patrones de la dieta mediterránea. Son las principales conclusiones de un estudio dirigido por la Universidad Ben-Gurion del Negev en Beer-Sheva (Israel) y que se publica en la revista «Circulation: Journal of the American Heart Association».
Los científicos analizaron si la dieta podía revertir la aterosclerosis, un trastorno de progresión lenta en el que las arterias se engrosan con la acumulación de placas, lo que aumenta el riesgo de ataques cardiacos e ictus. Para ello, compararon las tres dietas entre participantes con sobrepeso, la mayoría hombres, que estaban bajo un alto riesgo de aterosclerosis. Los investigadores estudiaron a 140 personas, el 88% hombres, con una edad media de 51 años y un índice de masa corporal medio de 30,4 que fueron asignados de forma aleatoria a una dieta baja en carbohidratos, baja en grasas o mediterránea. Además se tomaron medidas de presión sanguínea cada tres meses y muestras de sangre para seguir marcadores biológicos. La pared de la arteria carótida y los cambios en el grosor arterial se midieron mediante imágenes tridimensionales tomadas por ultrasonidos.
Transcurridos dos años, los investigadores descubrieron un 5% de regresión en el volumen de la pared de la carótida y un 1,1% de disminución en el grosor de la arteria carótida. Si se compara con los participantes que tenían un aumento de volumen de la pared de la carótida, aquellos con disminuciones tenían otras mejoras: mayor pérdida de peso (5,3 kilogramos frente a 3,1 kilogramos), menores niveles de presión sanguínea sistólica (6,8 mmHg frente a 1,1 mmHg), mejores niveles de homocisteína y un aumento en la alipoproteína A1 (Apo A1), el principal componente del colesterol «bueno».
Estos datos son unos de los primeros en mostrar el potencial de la dieta como un método de modificación del estilo de vida para evitar la aterosclerosis, aseguran los científicos. Los descubrimientos indican que la pérdida de peso moderada continuada, no el contenido en macronutrientes de las diferentes dietas, conduce a una mejora en la salud cardiovascular. «La adherencia a largo plazo a dietas de pérdida de peso es eficaz para revertir la aterosclerosis de la carótida siempre y cuando sigan una de las actuales opciones de dieta sana», apuntó Iris Shai, director del estudio.
El investigador indicó que el efecto es más pronunciado entre las personas algo obesas que pierden más de 5,5 kilogramos de peso corporal y cuya presión sanguínea sistólica disminuye más de 77 mmHg. Un aumento en ApoA1, la alipoproteína del colesterol HDL, y una disminución en los niveles sanguíneos de homocisteína total están además asociados con un éxito posterior en la reversión de la aterosclerosis de carótida, afirmó.