La edad, el sexo y el lugar de residencia pueden ser determinantes para desarrollar el síndrome de exfoliación (SXF), un trastorno ocular que es la causa principal de glaucoma secundario de ángulo abierto y cataratas con complicaciones, según el descubrimiento protagonizado por científicos de Estados Unidos.
«Aunque muchos estudios en todo el mundo han informado sobre la enfermedad, algunos aspectos epidemiológicos descriptivos básicos han resultado incompatibles», afirma Louis Pasquale, coautor del estudio y director del Centro de Ojos y Oídos de Massachussets, quien explica que «en este estudio, se observó que las mujeres son más vulnerables a esta enfermedad que los hombres, que no es una enfermedad de origen escandinavo, y que el lugar de residencia tiene una gran importancia».
Investigadores del Centro de Ojos y Oídos de Massachussets, el Laboratorio Channing, el Hospital Brigham and Women y la Universidad de Michigan se dispusieron a averiguar cómo los factores de riesgo demográficos y geográficos están asociados con el desarrollo de SXF. El estudio, titulado «Características demográficas y geográficas del SXF en dos cohortes prospectivas en los Estados Unidos» se ha publicado en la revista ‘Ophthalmology’.
Los investigadores utilizaron datos de 78.955 mujeres del Estudio de Salud de Enfermeras (NHS) y 41.191 hombres del Seguimiento de Profesionales de la Salud (HPFS) residentes en el territorio continental de Estados Unidos, a los que se siguió durante 20 años o más, y que proporcionan información de residencia, para examinar las características epidemiológicas descriptivas del SXF o de sospecha de glaucoma. Este estudio confirma las asociaciones establecidas con la edad y los antecedentes familiares de SXF o sospecha de glaucoma, y aporta nuevos datos sobre las asociaciones con el sexo, el color de los ojos y la ascendencia.
«Es importante destacar que aquellos con un historial de vida residencial en el centro y sur de los Estados Unidos experimentaron un 47% y 75% de reducción de riesgos, respectivamente, en comparación con los que viven en la zona norte», escriben los autores. El estudio mostró un aumento del riesgo en mujeres pero, sin embargo, sigue sin aclarar cómo influyen las diferencias específicas de género en el ojo -tales como diferencias en la longitud axial o factores ambientales relacionados con el estilo de vida- que ocasionan que las mujeres estén en mayor riesgo de padecer esta enfermedad.