La falta de estrógenos en la menopausia favorece la aparición de la obesidad, una patología que afecta al 10-20% de las mujeres adultas en España. Esta fue una de las conclusiones que se sacaron ayer en la sesión inaugural del V Symposium Internacional de Ginecología Endocrinológica y Menopausia, que reúne hasta el viernes en Madrid a más de 600 expertos en la materia.
Aunque esta cifra es inferior a la de otros países (un 25-30% en Estados Unidos, Canadá y Reino Unido), los especialistas alertan de la importancia de evitar esta patología para prevenir enfermedades cardiovasculares, cuyo riesgo es más alto en la mujer menopáusica que en el hombre de edad madura incluso sin tener en cuenta este factor de riesgo.
«Diversos estudios epidemiológicos han puesto de relieve que un Índice de Masa Corporal (IMC) mayor a 30 aumenta tres veces el riesgo de padecer diabetes tipo 2, casi dos veces el de tener hipertensión arterial y 1,5 veces el de sufrir una dislipemia (alteración de los lípidos), principales factores de riesgo cardiovascular», explicó la doctora Clotilde Vázquez, del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Ramón y Cajal de Madrid.
Obesidad
Hasta hace poco, el aumento de la obesidad tras la menopausia se vinculaba a aspectos emocionales y psicológicos relacionados con esta etapa de la vida que ocasionaban que la mujer comiera en mayor cantidad. En este sentido, la doctora Vázquez señaló que aunque la patogenia de la relación menopausia-obesidad no se conoce por el momento con exactitud, sí está comprobada epidemiológicamente. Además, añadió, al ser los estrógenos hormonas termogenéticas, cuando disminuye su producción debido a la menopausia, desciende la producción de calor y favorece el depósito de grasa. Otro de los efectos de la falta de estrógenos es el cambio en la distribución de grasa corporal de la mujer. Según el doctor Santiago Palacios, presidente de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM), «mientras que los estrógenos producen una distribución de la grasa en las caderas y las nalgas, típicamente femenina, al desaparecer estas hormonas, la distribución de la grasa tiende a ser más similar a la de los hombres, acumulándose más en el abdomen».
Para prevenir la obesidad, lo expertos recomiendan realizar actividad física moderada y de forma regular y disminuir la ingesta de calorías en la última parte del día, sobre todo en la cena, reforzando ésta, a su vez, en el desayuno.
En cuanto al ejercicio físico, la doctora Vázquez apuntó que el más rentable para la prevención de la obesidad y del riesgo cardiovascular es el aeróbico, que no es muy intenso pero que se lleva a cabo de forma regular, siendo preferible practicarlo 30 minutos tres veces a la semana que una hora y media un día. Esta experta recordó que a algunas mujeres adultas les resulta difícil integrar esta práctica en su vida. Por este motivo, abogó por enseñarles cosas que pueden estar más a su alcance, como subir y bajar andando las escaleras de su casa o hacer bicicleta estática.