La Fundación Española del Corazón (FEC) ha advertido de que la deshidratación tiene consecuencias nefastas sobre el rendimiento físico y mental, tras conocer que el 36% de los españoles reconoce que consume menos líquido de la cantidad diaria recomendada (unos dos litros). Además, esta entidad ha destacado que los ancianos, niños y las personas que sufren de insuficiencia cardiaca son los que más sufren de deshidratación, especialmente si existe una ola de calor.
Las personas mayores sufren una disminución del estímulo de la sed que no les permite mantener una buena ingesta de líquidos. Por tanto, una buena hidratación en el anciano mejora las funciones cardiovasculares y renales, previene el estreñimiento y favorece la salud mental y la tonicidad muscular. Los niños, por su parte, son los que más necesitan agua, ya que el 65% de su peso corporal está compuesto por ella. El peligro en este grupo poblacional reside en su incapacidad por expresar que sienten sed. La deshidratación en los niños favorece la aparición de diarrea, que es una de las principales causas de desnutrición y es responsable del 54% de la mortalidad infantil en el mundo.
Mientras que a las personas con insuficiencia cardiaca no se les recomienda la práctica de deporte en el exterior durante épocas de mucho calor, ya que los diuréticos -medicamentos recomendados para tratar esta enfermedad- eliminan el exceso de agua del cuerpo y reducen la capacidad de sudar. «En estos casos se recomienda un ajuste en la toma de estos medicamentos para que no se elimine en exceso el agua corporal en momentos de calor y humedad. Estos pacientes pueden sufrir un agotamiento por calor y un golpe de calor con solo estar sentados en una casa o un automóvil sin aire acondicionado o estar al sol demasiado tiempo en días de mucho calor», ha explicado el secretario general de la SEC, el doctor Alfonso Varela Román.
Las molestias o síntomas de la deshidratación se inician generalmente con sensación de cansancio, mareos, cifras bajas de presión arterial taquicardia, seguidas de contracturas musculares o calambres, y pueden llegar a aparecer convulsiones, entrada en coma o pérdida total del conocimiento y, en casos extremos, provocar la muerte. Recientemente, se ha observado que la deshidratación causa una contracción del tejido cerebral que se asocia a un aumento del volumen ventricular, hasta llegar a afectar negativamente en la respuesta del cerebro a una actividad intelectual. En este sentido, procesos mentales como la memoria, el aprendizaje o la capacidad de atención pueden disminuir por la falta de líquidos, sobre todo cuando el cuerpo sufre pérdidas de más del 2%.
«Estar bien hidratado es fundamental para mantener un buen estado de salud, ya que sin realizar actividad física alguna nuestro organismo pierde entre dos y tres litros de líquido al día», ha señalado Román, quien ha aconsejado «una hidratación constante, aunque no se tenga la sensación de sed, y en el caso de una pérdida de líquido elevada, se recomienda el consumo de bebidas carbohidratadas, que permiten una rehidratación más rápida».