La osteoporosis es una enfermedad caracterizada por una densidad reducida de los huesos que facilita su fractura. Afecta a un tercio de mujeres posmenopáusicas y cuesta más días de hospitalización a las mayores de 45 años que otros problemas de salud tan serios como la diabetes, el ataque cardiaco o el cáncer de mama. Se puede diagnosticar con una prueba sencilla y dispone de tratamientos eficaces que reducen hasta en un 60% el peligro de rotura, sin embargo la mitad de las pacientes deja la terapia al cabo de un año.
Para alertar de esta situación, la Fundación Internacional de la Osteoporosis (FIO), que integra a 172 asociaciones de 85 países y regiones, ha lanzado una campaña contra el incumplimiento terapéutico. El mensaje clave de esta iniciativa es que «las fracturas se pueden prevenir, pero sólo si se cumple el tratamiento».
El tiempo suficiente para garantizar el efecto preventivo de la terapia es de dos años, según los especialistas. Pero la realidad es que a los seis meses, más de la quinta parte de las pacientes ha dejado el tratamiento; después de un año, el abandono llega a la mitad, y al cabo de dos años, apenas lo cumple una de cada cuatro.
Los fármacos contra la osteoporosis, sin hacerse notar, detienen o hacen más lento el progreso degenerativo, hasta reducir en un 65% las roturas de vértebras y en un 53% las no vertebrales. También ayudan algunos cambios en el estilo de vida, como el ejercicio físico, los suplementos de calcio y vitamina D, una dieta con suficientes proteínas, no fumar, beber con moderación y evitar la delgadez excesiva.
La densitometría ósea, una sencilla prueba que mide el contenido de calcio del hueso, se encargará de reflejar la mejora que la paciente no nota. En cambio, lo que sí se ven son las consecuencias del incumplimiento terapéutico, que, según la FIO, se traduce en un mayor riesgo de rotura ósea.