Las Unidades de Ictus registran una implantación desigual en el territorio español, según el informe «Recursos asistenciales en ictus en España», realizado por el Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares (GEECV) de la Sociedad Española de Neurología (SEN). El trabajo refleja que aunque están presentes en casi todas las comunidades autónomas (94%), solo se cuenta con ellas en el 48% de las provincias.
Esta situación es especialmente llamativa en comunidades como Andalucía, que con una población superior a los ocho millones de personas cuenta con dos unidades, presentes en dos de las ocho provincias. Castilla-La Mancha y Galicia, con una población superior a los dos millones, solo disponen de una unidad, pese a tener cinco y cuatro provincias, respectivamente, y, finalmente, destaca La Rioja, que no tiene ninguna unidad.
En el lado contrario, las que más unidades tienen son Cataluña con ocho unidades y 38 camas, la Comunidad de Madrid, con seis unidades y 26 camas, la Comunidad Valenciana con cuatro unidades y 14 camas, y Castilla y León, con tres unidades y 14 camas. Les siguen con dos unidades y 14 camas el País Vasco, Aragón con nueve camas y Andalucía y Navarra con ocho camas cada una.
Al analizar el número de camas en función de los habitantes, solo Cantabria (con una unidad, seis camas y 580.000 habitantes) y Navarra (con dos unidades, ocho camas y 600.000 habitantes) cumplen con el objetivo de tener una cama por cada 100.000 habitantes. Asturias se ha unido a esta lista al inaugurar, el año pasado, la Unidad de Ictus del Hospital Central de Asturias, que cuenta con cuatro camas para poco más de un millón de habitantes. A la cola en este indicador se sitúa de nuevo Andalucía, con un ratio de una cama por cada 1.037.500 habitantes.
Al respecto, el coordinador del GEECV de la SEN, el doctor Jaime Masjuán, advierte de que «la falta de un sistema de atención al ictus bien organizado y la carencia de recursos adecuados hacen que la mayoría de los casos de ictus en España no se favorezcan de estas ventajas». Masjuán recuerda que, «en los últimos años, ha quedado demostrado que la existencia de Unidades de Ictus especializadas en los hospitales mejora drásticamente la asistencia sanitaria del ictus y es una medida eficaz para reducir la mortalidad y las secuelas neurológicas».