Un estudio divulgado ayer por la revista «Journal of Clinical Oncology» recoge que una mutación en un gen encargado de reparar el ADN e impedir la división descontrolada de las células y la aparición del cáncer puede triplicar el riesgo de que una mujer desarrolle cáncer de mama.
Los investigadores descubrieron una mutación específica del gen CHEK2, perteneciente al tipo de genes conocidos como «supresores tumorales», que neutraliza su capacidad de reparar el ADN. Según el director del estudio, Borge Nordestgaard, profesor del Departamento de Bioquímica Clínica del Hospital Universitario Herlev de Dinamarca, este gen «podría usarse como biomarcador para identificar a mujeres que tendrían que someterse a un examen más exhaustivo y regular para la detección del cáncer de mama».
Tras analizar el historial médico de 9.231 danesas, los científicos determinaron que el 0,5% había sufrido la mutación del gen. Y entre las mujeres con el gen mutado, el 12% desarrolló cáncer de mama, en comparación con el 5% de aquéllas con un gen normal.
Después de tener en cuenta factores como la edad, el índice de masa corporal y el uso de hormonas, los investigadores descubrieron que las mujeres que tenían la mutación corrían 3,2 veces mayor peligro de cáncer de mama que aquellas que no la tenían. Las mujeres de más de 60 años y con sobrepeso son las que corren mayor peligro de sufrir la enfermedad, según señalaron los autores del estudio.