La crisis económica, la soledad, algunos problemas de salud, la falta de apetito y la pereza por cocinar hacen que hasta una de cada cinco personas mayores que viven solas en sus hogares estén en riesgo de desnutrición, al ingerir menos de 1.000 kilocalorías diarias, alerta la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG).
Las calorías recomendadas dependen de la situación de salud del anciano y del peso aunque, en general, se consideran necesarias unas 25-35 kilocalorías por kilo de peso y día, explica el geriatra del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, Federico Cuesta Triana. De este modo, y según un peso medio de 70 kilos, deben ingerir unas 2.100 kilocalorías diarias, aunque podrían ser necesarias hasta 2.500 o más «según su situación de salud y actividad física».
El doctor Cuesta asegura que detrás de esta desnutrición puede haber algunos problemas de salud que son comunes en la edad geriátrica, como la pérdida de piezas dentarias, la dificultad para tragar, la ingesta de fármacos y la pérdida de apetito. No obstante, añade, también influyen otros factores sociales como la soledad a la que se ven abocadas muchas personas mayores. Para evitar esta posible desnutrición, la SEGG propone una dieta «equilibrada» que se base en la pirámide de alimentación saludable y preste especial atención al consumo de agua y, de mayor a menor frecuencia, pan, cereales, patatas, arroz, pasta, verduras, hortalizas, frutas, lácteos, carnes, pescado, huevos y de forma ocasional grasas y dulces.
En situaciones de salud se deben mantener al menos las tres comidas fundamentales, a lo que se puede añadir algo a media mañana y tras la cena antes de acostarse. En caso de padecer alguna enfermedad, recomiendan intentar mantener el aporte total con una reducción del aporte de cada toma y un aumento en su frecuencia. En estos casos suele existir menor apetito y sensación de saciedad precoz, lo que mejora con una dieta fraccionada, explica el doctor.
Por lo que se refiere a los alimentos, a menudo se recomienda el consumo de carnes preparadas de forma que se facilite su masticación, pescados preparados al vapor, cocidos o a la plancha para facilitar la retirada de espinas, huevos tanto cocidos como en tortilla o batidos en leche y verduras y legumbres en forma de puré o incluso tamizadas, para retirar más porcentaje de fibra según la capacidad de masticación y deglución. Además, la ingesta de agua es fundamental en la población anciana, a la que se recomienda unos dos litros de agua al día para una persona de 70 kilos.