Las personas que están en riesgo de sufrir un infarto de miocardio ven en blanco y negro. Esa visión defectuosa de los colores, que no es apreciada por el individuo que la sufre, está provocada por tener altos los niveles de colesterol. Así lo pone de manifiesto el estudio Cardiocolor, elaborado por los investigadores de la Universidad de Málaga Antonio Alcalá Malavé, Miguel Morell Ocaña y Francisca Rius, que demuestra además que ese defecto de la visión cromática se recupera hasta en un 92% tomando cada noche una pastilla con 40 miligramos de pravastatina (un fármaco que se utiliza para bajar el colesterol) y siguiendo una dieta previa al tratamiento farmacológico.
Los pacientes con hipercolesterolemia (colesterol elevado) no disfrutan de toda la riqueza cromática del arco iris. Y es que el exceso de colesterol provoca un deterioro en la zona de la corteza cerebral en la que se concentra la función visual. Uno de los aspectos más destacados de este trabajo, publicado por la Revista Española de Cardiología, es que esa anomalía de la visión significa un claro aviso de que hay riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular.
El investigador principal de este estudio, el neurooftalmólogo malagueño Antonio Alcalá, afirma que «años antes de que una persona sufra un infarto empieza a perder la capacidad para percibir la riqueza de los colores. La visión siempre avisa con antelación de que existe el riesgo del infarto».
La relación entre el colesterol alto, el riesgo cardiovascular asociado al mismo, la pérdida de la visión cromática y la forma de corregir a la vez ambos defectos se analizan en profundidad en el trabajo realizado por los tres investigadores de la Universidad de Málaga.
El estudio parte del siguiente hecho: «La hipercolesterolemia produce un fallo en la visión cromática, y ese fallo puede actuar como indicador precoz del riesgo cardiovascular. La visión cromática sólo la poseen los primates y los humanos, y es analizada y asociada en última instancia por las áreas 17, 18 y 19 de la corteza cerebral», señala el doctor Alcalá.
Para determinar si una persona sufre esa anomalía en su visión, se la somete a una sencilla prueba oftalmológica (análisis computerizado cromático). Los resultados muestran al médico los niveles de colesterol a partir de los cuales empieza el peligro de tener un padecimiento cardiovascular. «Este método es una magnífica herramienta de prevención de las enfermedades cardiovasculares, que son la primera causa de muerte en los países desarrollado», asegura Alcalá.
Una vez sentadas estas bases, el Estudio Cardiocolor se centró en averiguar los efectos de la dieta y de un medicamento (pravastatina) que se utiliza desde hace unos 15 años para bajar los niveles de colesterol. Para ello se hizo un análisis consecutivo durante seis meses a 308 personas, que fueron incluidas, con su consentimiento y de forma aleatoria, en tres grupos. En uno de ellos los pacientes fueron tratados sólo con dieta para bajar el colesterol, en otro recibieron 10 miligramos de pravastatina diarios, y a los del tercer grupo se les dio 40 miligramos de pravastatina cada día.
Los individuos seleccionados -todos ellos con el colesterol por encima de los 200 miligramos por decilitro de sangre- fueron visitados trimestralmente para comprobar el cumplimiento de las medidas dietéticas y de la toma de pravastatina. Un médico realizó una exploración física completa a cada persona estudiada y un oftalmólogo le hizo una revisión exhaustiva de la vista. Por distintas cuestiones, entre el primer y el segundo trimestre, fueron excluidos de la investigación 117 individuos. Finalmente, 191 personas (133 hombres y 58 mujeres, con edades comprendidas entre los 37 y los 66 años), de las 308 iniciales, superaron todos los controles.
Setenta de esos pacientes fueron sometidos a un tratamiento a base de dieta, consistente en disminuir la grasa total a menos de un 30% de las calorías diarias, reducir los hidratos de carbono al 55% o más y las proteínas al 15% o más.
El segundo grupo, formado por 61 personas, recibió una dosis de 10 miligramos de pravastatina por las noches durante seis meses. Igualmente, desde 45 días antes de comenzar el tratamiento se sometieron a una dieta fijada de antemano por los responsables de la investigación.
Los 60 integrantes del tercer grupo fueron tratados cada noche con 40 miligramos de pravastatina. Asimismo, 45 días antes siguieron la dieta que se les marcó.
Ninguno de los pacientes tenía una evidencia clínica o analítica de sufrir una enfermedad respiratoria, endocrinológica, hepática, renal, hematológica o de otra índole. El 93,5% de esas personas tenía sobrepeso y el 6,5% era obeso.
Las conclusiones del estudio son clarificadoras y ponen de relieve los efectos beneficiosos de la pravastatina asociada a una alimentación adecuada. Así, los individuos que siguieron solamente la dieta para bajar el colesterol recuperaron el 23% de la visión cromática, frente al 38% de las personas que tomaron 10 miligramos de pravastatina. Los que cada noche ingirieron una pastilla con 40 miligramos de pravastatina consiguieron el 92% de recuperación de la visión cromática.
Para el doctor Alcalá, este estudio tiene una aplicación práctica muy importante, «ya que permite a los médicos saber qué dosis exacta de pravastatina deben tomar los enfermos con colesterol alto para reducirlo y recobrar la visión cromática». Además, cree que es una medida preventiva de gran magnitud, «que facilita más medidas para combatir el infarto de miocardio y otras enfermedades cardiovasculares».