Se calcula que las patologías crónicas representarán más del 60% del total de las enfermedades mundiales en el año 2020. Con estas previsiones la asistencia sanitaria a pacientes crónicos se ha convertido en un problema prioritario, algo para lo que «la medicina no está todavía preparada», según señala el presidente electo de la Sociedad Española de Cardiología, Luis Alonso Pulpón, que durante esta semana presentó el proyecto Airmed-Cardio en la Universidad Menéndez Pelayo (UIMP).
La telemedicina -o transmisión de consultas médicas a distancia- solucionará, según Pulpón, «mucho antes de lo que parece» los problemas de asistencia a enfermos crónicos cardiovasculares. No en vano, apuntó a la insuficiencia cardiaca como una de las «epidemias del siglo XXI» ya que, según señaló, «una de cada seis personas desarrollarán esta enfermedad».
Para Pulpón, la telemedicina aplicada a pacientes y no a la transmisión de datos entre médicos, ofrece dos importantes ventajas. «La adherencia», es decir, que el enfermo cumple de manera más eficiente los tratamientos y es más consciente de la dolencia que padece; y la «reducción de la frecuencia de visitas físicas a los hospitales». Asimismo, señaló que contribuye a la «equidad» de los pacientes, ya que reciben igual tratamiento aunque se encuentren en distintos lugares y promueve la «accesibilidad» puesto que entre visita y visita al hospital o al centro de salud, el enfermo estará conectado con su médico. Un control a distancia que, facilitaría la vida de muchos pacientes también durante los meses de verano.
Control a distancia
«El paciente puede establecer contacto con su médico mediante un mensaje telefónico en cualquier lugar en el que se encuentre», señala Joaquín Márquez, director médico del proyecto Airmed-Cardio que impulsa el Instituto de Salud Carlos III y está dirigido por el Hospital Puerta de Hierro de Madrid. «Se trata de aplicar la tecnología UMTS de la telefonía móvil a la asistencia médica a distancia -precisa Márquez-, con ello España se convertiría en el país pionero en recurrir a esta tecnología para mejorar la atención a los enfermos crónicos».
El sistema resulta sencillo, explica Carlos Hernández, jefe de la Unidad de Bioingeniería y Telemedicina del Puerta de Hierro. El paciente tiene en su casa los aparatos necesarios para hacer un seguimiento de su enfermedad y lo transmite vía móvil a una estación central donde se almacenan los datos y a la que accede el médico para hacer el seguimiento del enfermo y responderle a través de móvil sobre la necesidad de cambiar el tratamiento o tan sólo mandar un mensaje de «ánimo». El proyecto ha demostrado en su fase de ensayo clínico su «viabilidad», señala Hernández, así como la reducción de costes que supondría, sin embargo, aún queda camino por delante para una implantación general en los hospitales.