Las playas españolas comienzan estos días a recibir las primeras avalanchas de gente. La piel de los bañistas, que ha permanecido a resguardo durante meses, se ve bruscamente sometida al viento, al agua del mar y los rayos solares. Tan repentino cambio puede tener efectos traumáticos si no se adoptan unas precauciones elementales.
Los dermatólogos y especialistas en medicina general no cesan de advertir en los últimos años de los riesgos que comporta una exposición sin control a los rayos solares, especialmente cuando la piel todavía no se ha bronceado. El aumento de la incidencia del cáncer de piel empieza a generar inquietud en la población. Poco a poco se toma conciencia de que el sol constituye un riesgo que conviene no minusvalorar.
Entre los consejos de los especialistas, el primero y más elemental es el de evitar las quemaduras, que además de las molestias clásicas producen un daño en las células de la epidermis con posibles consecuencias a medio y largo plazo. Los dermatólogos recomiendan por ello acercarse con mucha prudencia a la playa durante los primeros días. Es más, la exposición directa a los rayos solares durante esas jornadas no debería ser superior a los diez minutos y siempre después de haber protegido la piel con una crema solar.
Los especialistas insisten también en que se debe evitar permanecer al sol entre las 12 y las 16 horas. Son consejos elementales sometidos siempre a variables como la pigmentación y la resistencia al sol de cada piel, mayor en el caso de las epidermis oscuras y menor cuando son blancas.